Me tendría que haber esperado a
hablarte un poco más, esperar a que terminara es Cosmopolitan para investigar
como reaccionas cuando en las venas te corre alcohol. Tal vez tendría que
esperarme a conocer a tu mamá para saber cómo te pondrás en veinte años. Pero esa manera de bailar fue lo único que
necesitaba para entender que mi vida no sería igual.
Cada sonrisa que salía de tu
cara, era una nueva dosis. Te convertiste en dos horas en mi sustancia ilegal
favorita, se veía que tenías el tipo de señorita que colecciona tipos al pie de
su cama y sin esfuerzo de tu parte ya estaba inmerso en tu persona soñando como
los ojos abiertos. No existía una razón para sentir esto por ti. Pero
no podía enamorarte más de ti, estaba retacado de dopamina por mi cuerpo y
sentía esas hormigas que van de las plantas de los pies al cuello para explotar
en todas mis terminaciones nerviosas. Cada que mi mano rozaba tu brazo.
Sabía que no soy compatible para
tu vida, pero tendría que romperme todos los huesos por un beso, aunque la
resaca de ese acto me dura toda la vida. Que fácil sería la vida sin enamórate,
pero sería muy triste.
Cómo dejar pasar la manera que la
que me tomaste del cuello y me bésate hasta que los calcetines se me pusieron
como espanta suegras y todo en mi cabeza giraba en una estrategia que te
hiciera despertarte más enamorada todos los días. Que me abrazaras como si
nunca me quisieras dejar salir por la puerta de tu casa, era también unos de
mis grandes sueños.
Ahora el dolor de alma me
acompaña desde tempranas horas en la mañana y me deja cuando la televisión me arrulla
con una mala noticia en la otra parte del mundo. Fui culpable y ahora estoy
pagando el precio de intentar ganar una guerra que estaba perdida antes de
declararse. Cuando el delito es proporcional a la pena tienes que pagarla con
gusto. Y valen todas estas noches con las ideas apachurradas por aquella vez
que nos quedamos los dos habitando sin ropa el reino de dos.
Ahora me dicen el incomprendido,
llegó a todos lados con mi cigarritos y mis recuerdos rotos de bar en bar. Me
siento convencido que puedo llegar a convertirme a un poeta maldito. Supongo
que creer que soy bohemio me hace acreedor de besos sin amor, pero no puedo
recibir tan buena paga ya que suele complicado regarles besos a los deprimidos
voluntarios.
Vamos pues querido escritor, soy
el personaje de tu novela y tu perdiendo el tiempo en contratos…….
Hay voy tengo una semi doberman
que mantener, uno tabaquismos galopante, unas malas amistades que disfrutan los
whiskey y otras cadenas que me impiden escribir más y mejor. Qué tontería verdad
querido Incomprendido. Así fue la baraja yo en el mundo real tú en tu mundo que
es mi cabeza atormentada.
Deja de molestar y agoniza en
silencio por cortesía.
Me dieron ganas de leer el libro completo de esta puequeña cortesia que te dignaste a plasmar en letras.
ResponderEliminarMi favorito hasta ahora. Aplausos.
ResponderEliminar