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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







miércoles, 23 de mayo de 2012

Calcetín limpio y una fan que se ríe de mis ya famosos baños de luna


Estando en una mañana muy soleada, y después que producto de la pubertad de mi perra llegué a cambiarme la camisa otra vez, pues en su arranque desenfrenado por quererle oler el culito a un perro mayor que ella, me tiró todo el café matutino. Qué hacemos, los hombres nos volvemos locos con las curvas pronunciadas de una mujer, las mujeres… a saber con que se vuelven locas, los perros se vuelven locos con los traseros de sus compañeros.  Seguro algo estamos haciendo mal. 

No me molestó la mancha de café en mi camisa, pues en la noche había jugado a ser lavandera de vecindad.
A las nueve de la noche de ayer, me di cuenta que no tenía un solo par de calcetines limpios, es más había un par que parecían colita de lagartija recién cercenada ya que en cuando me los levanté del suelo del olor se me collerón al piso, dieron dos brincos solitos y se escondieron debajo de la cama.

 La ropa en sucia se lava en casa, pero a falta de ganas de hacerla de lavandera, normalmente la llevó a una lavandería que tarda tres días hábiles en entregarme mis trapitos lavados, eso siempre y cuando el miembro de la comunidad del arcoíris que atiende dicho establecimiento, no tenga algún desfile en pro de la diversidad sexual porque ahí se tarda unos días más. 

Por lo que no me quedó más remedio que lavar cuanto calcetín, calazones y un par de camisas de esas de abogado que habitaban en mi cuarto. No tengo lavadora, esos son lujos son para los casados. Por lo que no me quedó más que lavar a mano. 

El problema es que la pila que se supone se hiso para lavar ropa había sido habilitada como cuatro de tiliches y había tanta tierra ahí que fácilmente se podría plantar un árbol.  Si le sumamos la tierra de mis calcetines el problema sería de proporciones apocalípticas. 

Pero no se me complica nada, una cubeta con agua y jabón. Y a remojar aquellos trapitos, en el inter me daba unas caladas de tabaco y jugaba con mi perra, ahí te va la cuerdita mi chávela  y como loca me la regresaba, ahí te va otra vez y la chávela me la regresaba. Hasta que la Chavelita se molestó por el jueguito y decidió tirarme la cubeta donde se remojaba mi ropita. Enojo y desolación mi querido sexy y Barrigón.

Pero no problema, ahí me lo pasé tallando la mugre ropa y en el inter me quité la camisa por aquello que empezada a resentir el tallar y he exprimir por reiteras ocasione. Dos gotas de sudor se colgaban por mis patillas, que dicen que quieren ser barba, y ahí estoy a mitad de la noche lavado.  Mi sorpresa fue que al sentirme observado descubrí a mi vecina la viejita observandando el espectáculo y me mandó un saludo de ventana a venta. Bueno al menos tengo calcetín limpio y una fan que se ríe de mis ya famosos baños de luna.  

Después de eso a pasear con la Chávela por la calles desiertas. Después de meter su hocico en cuanta coladera, poste de luz y puerta metálica se encontrara en su camino, le dieron ganas de correr y a mí con ella.Ahí estamos mi perra y yo corriendo como gacelas galopantes, rebotando por la avenida. ¿Alguna vez usted ha corrido en huarache de llanta?, no. No se lo recomiendo ni poquito. 

En fin ahí dejo el aburrido relato de hoy, vamos no siempre las musas se levantan de mi lado.
  

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