ACOMÓDATE

Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







lunes, 30 de abril de 2012

El mundo está lleno de malas personas que se adoran a sí mismo.




Estaba con un serio problema de vacío de domingo. Siempre me da por ahí de las seis de la tarde, ese sentimiento estéril de melancolía con remordimientos mezcladito con miedo a todo y nada. Si la noche del sábado tomé el vacio aumenta porqué me da una resaca maricona que ante cualquier drama de película cursis me dan ganas de llorar. Pareciera ser, que mi cuerpo sufre una transformación y de un tipo impresentable se hace una lesbianita puberta el domingo por la tarde.

Para salir de eso no me quedó otra que acompañarme de un humeante tabaco y analizarme en una correcta prospectiva. Siempre lo he dicho pensar es peligroso si no sabes hacerlo, apenas a mis veinte y once estoy siendo consciente de mis pensamientos y trato de no pensar demasiado o mejor dicho trato no treparme a la bicicleta imaginaria, paro y me explico.

Treparse a la bicicleta imaginaria, es la actividad humana más estúpida pero más recurrente por aquellas almas que sufrimos insomnio o una depresión disfrazada difícil de detectar. Es darle vueltas a las cosas, a las mismas cosas, a los mismos problemas. Sin poder resolver nada. Para efectos de mejor explicarme. No es otra cosa que pedalear fuerte y constante sin llegar a ninguna parte.  Por lo que recomiendo plenamente dejar de pensar en estupideces. Cómo sabemos si pensamos es estupideces, pues se escucha fácil pero si se practica llega hacer habito, si lo que te esta quitando el sueño lo puedes resolver resuélvelo, si no lo puedes resolver o no tiene solución es una estupidez y para qué gastar el tiempo en eso. 

En este autoconocimiento también descubrí un error garrafal de conducta. No sé quién me vendió que las personas felices son las que tienen autoestima alta, mentira. Hay muchos hijos de señoritas que fuman en las esquinas que se adoran y son un muy mal ejemplo de ser humano. Cuantas personas hacen estupideces escusados en el “Así soy, quiéreme o ódiame me da igual”.  Es casi lo mismo a tener un amigo que no le guste limpiarse el culo después de hacer sus gracias, independientemente que le guste o no, es preciso y necesario decirle que andar con el rabo embarrado aunque le guste está mal hacerlo. 

La autoestima es una propia apreciación, y como nosotros solitos la construimos o la derribamos. Lo más probable es que estemos viéndonos erróneamente, No somos ni tan buenos, ni tan guapos, ni tan desgraciados, ni tan nada cómo creemos que somos. Entonces hay que saber distinguir la originalidad con la conducta caprichosa que nos lleva a tener Ego. Y las personas con Ego alto son víctimas fatales de sus propias ideas. 

Cuándo me habló así escucho mi voz como si fuera de otro planeta. Pero alguien me lo tenía que decir. Qué bueno que soy yo el que me lo dice.  No tengo dinero todo me lo acabe, no tengo vergüenza la perdí por ahí. Tengo unos ojos de doberman que me lamen en las mañanas y por ahora estamos bien pero estamos buscando estar mejor. 

Carajo que charla les he dado hoy, espero que mañana ustedes me den uno de estos sermones, tomen lo bueno si hay algo bueno escrito. Si no encuentran nada más que tonterías disculpe usted.
Tengan la semana que se merezcan.  

viernes, 27 de abril de 2012

El Maestro Soreque me arruino mi infancia.



 La niñez, está linda etapa. En donde todo es posible, en donde  la explicación siempre es la menos lógica. En donde se cree que se puede volar y los enojos no deben durar más de tres minutos. Me fue arrebatada por un integrante de la clase trabajadora afiliada al sindicato de Maestros.

 Desconozco porqué un lunes a la hora de los avisos de la semana. Se le ocurrió decir que el niñito Dios, no era más que otro mito creado por nuestros padres. Yo tenía seis años pero dentro de mi psicosis de niño entendí bien cómo se sentía que se te rompiera una bonita ilusión. 

Pero también sentí un poco de alivio, porque al hijo de la señorita que hacia el aseo en casa de mi papas, nunca le gordo barbudo o su defecto el niño Dios le traían cosas que valieran la pena. Y yo me veía con la hipoteca moral de compartirle mis juguetes. Se me hacia bien injusto que al niño de mi edad no le dieran lo mismo que a mí, porque él se portaba mejor que yo. Pero todo cobro sentido. 

Ahora qué hacer con tal información, podría enfrentar a los artífices de aquel fraude amoroso. O bien podría usar dicha información para mi propio beneficio. Opte por la segunda, no sé bien si por querer aférrame a una bonita mentira, o por ser un tantito cabrón.  Pero el plan estaba hecho tendría que descubrir donde guardaban los juguetes antes de la noche buena. Mis investigaciones dieron fruto cuando descubrí la entrada de la cueva de los cuarenta ladrones. Ahí en medio de manteles estaban las cajas de colores. 

Realicé un inventario y tenía perfectamente claro que me tocaba a mí y que a mis hermanos menores. El plan estaba trazado después de la cena de navidad tenía que esperar haciéndome el dormido para a hurtadillas checar que la repartición de regalitos del ficticio niño Dios me favorecieran.

Cada escalera bajada era un paso más al miedo, pues el abuelo me había dicho que en la madrugada los animales podían hablar. Claro los abuelos no dicen mentiras y yo estaba con el terror de la posibilidad que los animales me hablaran.  Vamos perseguir a un gato está bien, pero que el gato te reclamé en la madrugada tus tratos de niño, si pudiera ser el tema para una película de terror. Pero también sentí ese disparo de adrenalina por hacer un crimen sin que se dieran cuenta. 

En mi zapato estaban tres figuras de acción, un vehículo a todo terreno a escala y no sé qué tantas maravillas de la infancia, en lo los zapatos de mis hermanos igual número de juguetes. Por lo que cambié juguetes de zapato y claro mi zapato estaba llenó de juguetes a mis hermanos solo les dejé una figurilla de acción.
El crimen estaba hecho, subí a mi cuarto a dormir, a la mañana siguiente los llantos de mis hermanos me despertaron, eran todas una magdalenas. Porque ellos se portaban bien y yo que me portaba como niño me había tocado todo. 

Mis papas quisieron hacer la repartición justo, pero yo fui abogado del niñito Jesús argumentando que cómo ellos podían sabían que era de quién, si las cosas habían amanecido en mi zapato. De nada sirvieron mis argumentos me quitaron lo que quité.

Pero que buen recuerdo, ahora Soreque te debó una mentadita de madre….

Los que mentimos por convivir



Siempre he desconfiado en dos tipos de personas: Los que presumen su honestidad brutal y los que no toman nada que tenga alcohol. Este tipo de personas siempre están escondiendo algo.  Tampoco me gustan muchos lo que dicen su verdad en a la cara y con testigos. Vamos lo que te dicen. “hey compadre esa corbata se te ve mal”. ¿Quién te pregunto cómo se me veía?. En cambio hay otras personas damas que te lo dicen, ya que no la tienes puesta y sin testigos. Estas personas damas son honestas pero tienen tacto y eso es de agradecer.

También desconfió plenamente de las personas que están consientes de sus malos tratos, dichos y costumbres. Y se escudan en el “Así soy y así me quiero”. Pues cambia. El que te reconozcas una auténtico estúpido o estúpida, no da derecho de pasar encima de los demás. Pero también soy tolerante porqué sé que muchas personas no solo me toleran sino que también me soportan. 

Pero los que me agradan son los que mienten por convivir, pero hay que saber qué es esto de mentir por convivir.
Ejemplo 1.- Huy que bien me lo pasé en Rusia. Tú si has estado ahí ¿verdad?.
La respuesta del que miente por convivir es: Claro yo solo voy a desayunar no sé tú a que vas.
Ejemplo 2.. Que caro está este coche último modelo ¿no?
Pues no está caro a lo mejor no ganas bien.

Son atinadas las respuestas, son mentira pero dejan buen saborcito de boca. Al menos a mi me caen re bien.
También mentir por convivir, implica el sagrado arte de pretender prestar atención a una plática aburrida o de esas dolorosas. La técnica de los que mentimos por convivir es práctica, sencilla y sobre todo ahorra discusiones sin futuro.

Cuando se está en medio de la plática o discusión, lleve sus pensamientos a visualizar la caricatura de su elección haciendo bailes cachándonos, pero siempre mantenga la mirada a su interlocutor. Si pone cara de interésate tiene mejores resultados.  Y cada cuando, diga la frase más falsa que el billete de treinta el famoso he irrebatible “pienso lo mismo que tú”. Caballeros y damitas esta táctica le hora feliz en aquellos momentos complicados.

En fin hay los dejo con estas tonterías. Sea ustedes felices la mayor parte del tiempo posible, la otra parte inténtenlo. Se despide esta tan de usted y de nadie Sexy y Barrigón.

    

jueves, 26 de abril de 2012

Princesas que rescatar.



Se fueron los “tes” y hace un rato que me llegaron los “tas”. Y sigo yo sin comprender bien por qué nos venden eso de ser príncipes rescatadores de señoritas en problemas. 

Puedo asegurar con fuertes posibilidades de equivocarme que han mal educado a las niñas. Porque se les enseña a ser sensibles, a adaptarse a los demás, a ser más conscientes emocionalmente y expresivas, menos impulsivas y egoístas y más caritativas. El producto que les venden es “sé buena hija, sé una buena esposa, sé una buena madre. No importa lo que tú quieras ser.” Hacer felices a los demás es un camino infalible a la felicidad, pero no cuando nos impide tomar decisiones y tener las riendas de nuestra propia vida. Entonces educan a víctimas en potencia de abusos por parte de los mandriles educados para ser proveedores de servicios, de genética y de sobrevivencia.

Y entonces tenemos muchísimo talento haciéndole a la casita de papá y mamá, cuando necesitamos ese talento resolviendo cosas más trascendentales como buscar el propio beneficio. Vamos el derecho de ser buena madre y buen padre, es una vocación y como tal se debe tratar. Nunca puede ser un rol impuesto por tradición familiar. 

Por eso a mis sobrinas, a mi ahijada Ana Sofía y si tengo hijas (espero que no salgan tan pirujas como el padre). Les he de tratar como lo que son. Personas bastas, completas y valientes. Con la capacidad de dar patadas en los kiwis de los patanes como su tío, padrino o papá, o para darle besos a esos como el sexy y barrigón. Ya saben tengo problemas de bipolaridad.

Pero nada de encajonarlas en cajitas de cristal, la sobreprotección por género. Es una manera muy rápida de crear personas altamente depresivas de esas que absorbe la energía ajena y el rechazo que sufren real o imaginario, solo sirve para reforzar su depresión haciendo el mundo un lugar miserable. Y por estas conductas sexistas hay tanto loco ahí afuera. 

Sé muy bien que somos diferentes hombres y mujeres, y que bonitas diferencias. Pero somos capaces de hacer lo mismo. Para que andar perdiendo el tiempo con eso de que uno tiene más fuerza bruta y somos más brutos también. Dejen respirar a las flores, que son flores siempre.

Por eso dejó de tratar de ser un príncipe rescatador de princesitas atrapadas en sus torres, prefiero ser el cazador furtivo de señoritas fugadas de sus reinos lejanos. Me ponen más contento.

Me cae que ahora si estoy bien cursi, y he escrito dos el día de hoy. Se los chutan con cariño de favor porqué días como estos de alta inspiración tiene que quedar acentuados en este su blog.

Soy el que llega a un velorio y saluda al difunto.


Soy el que llega a un velorio y saluda al difunto. Diciéndole “que suerte has tenido carnal”. Soy el que un día te levanta para ir al baño y te dejó sin papel higiénico. Soy lo que provoca que a la hora que quieres invitar a salir a una niña provoca el: “No quiero salir contigo, porqué ha de ser tan divertido como ser atropellada por un minibús. “. Soy el que te hace gastar de más en cosas que no tenías planeado. Soy el último cigarro mojado en tu última copa.  Soy lo que te hace dejar los papeles importantes en el taxi. Soy lo que te hace pisar una cagada de perro. Soy el tiempo perdido en las filas. Soy lo que hace bajar el valor del dinero. Soy el que hace que la cosa se complique. Soy lo que no puedes controlar. Soy tu edad. Soy tu sexo. Soy tu condición social. Soy el tráfico de la ciudad. Soy tu mal corte de pelo. Soy las caras indiferentes de los demás. Soy tres materias reprobabas. Soy el mal aliento en las mañanas. Soy la letra pequeñita del contrato. Soy un camión atiborrado. Soy una nota de prensa rosa.

También soy una mezcla más potente que la cocaína y la marihuana, estoy disponible en todo lugar y a todas horas, soy más indispensable que el agua potable, soy tan adictivo como la nicotina, soy tan bello como una puesta de sol, tengo más propiedades curativas que la penicilina, soy tan contagioso como el Sida, soy el método infalible para hacer la vida llevadera, soy lo que hace que se enamoren, soy lo que hace que te busquen, soy lo que hacen que te besuqueen, soy lo que provoca la locura que dura……. Soy el buen humor.

Me gusto mucho escribir sobre el buen humor, porque realmente esta en todos lados, hay que hacerlo nuestro, mientras tanto pasen un día lindo corriendo por ahí.

Hay Jalisco no me falles, yo te quiero dar para tus tunas.

miércoles, 25 de abril de 2012

La Primavera.



Da coraje ver las fotos de la inmensa columna de humo que se levanta al cielo, de aquel lugar donde muchos tapatíos pasamos infancias montados en bicicletas, corriendo o haciendo el día de campo. De adolecentes haciéndonos los temerarios visitando ese bosque con señoritas que se dejaban besar a la sombra que daba la luna.

 En lo personal soy gran fan de las aguas termales que pasan por ahí. Sin importar que la última vez que las visite me dejaron los amantes de lo ajeno en traje de baño acompañado de una señorita en bikini.  Asustada hasta la pared de enfrente.  (Véase un date para no olvidar).

Por otro lado da gusto saber, la indignación expresada en las redes sociales y que mis queridos tapatíos se han volcado a brindar ayuda a los brigadistas. Espero que también muchos se pongan el traje de traga fuegos y ayuden en lo que puedan como se pueda y se deba. No me gusta nada que no sé tengan los recursos disponibles para atender de manera inmediata estas tragedias, pero siempre hay dinero para campañas ridículas de políticos y para construcción de cosas que no necesitamos. Al menos no tanto como tener un bonito bosque a menos de media hora de mí querida ciudad tapatía.  Y sin embargo cada determinado año nuestro bosque se quema y con el nuestra posibilidad de tener una fuente de flora y fauna., para nuestros hijos y nietos. 

Realmente deseo que después que pase el fuego, la sociedad se vuelque a sembrar más arboles que los que se quemaron, se organice propuestas de ley, para mantener una estricta vigilancia y control sobre el bosque de la primavera y que las ambiciones por fincar se hayan quemando junto con el bosque.
Yo sigo sin muchas ganas de escribir, perdón por la tristeza. Pero hoy quería cerrar el blog por derrumbe de ideas. Pronto tendré mejoría.  La gripita es una enfermedad muy incómoda para escribir o para hacer lo demás.