Me desperté sintiéndome diferente,
como si no fuera yo esos pedazos de cuero y huesos. Todo estaba como lo dejé la
noche anterior. Los kilos de ropa sucia esparcidos por toda la habitación, un
cenicero improvisado lleno de colillas y una estufa para de campamento.
Incorporándome en mi mismo quitándome
dos pequeñas lagañas que gustosas colgaban de mis pestañas. Me dispongo a vivir
ese momento sagrado donde tengo en pause todo el mundo mientras el agua se pone
en estado de ebullición para entrar en fusión con los granos molinos de la
planta más útil que ha descubierto el ser humano, el café. Ahora he cambiado de
marca para mi bien un tal Paluch én, el problemas es que me quedó solo para dos
días y después a sufrí con el café gratis de calcetín de la oficina. No importa, me he de morir en un día del
presente, porqué no vivirlo este como si fuera mi último día, cuantas veces me
muerto por recodar días pasados o estar pendiente de un día futuro que tarda en
llegar. Qué se joda el mundo mientras yo aspiro el aroma de mi café. Ya lo decía
José Alfredo, “Hoy vivo millonario, mañana mendigo”.
Ayer tomé un baño de luna, sé que
suena a titulo de poesía ganadora de premios internacionales de la auditoria
del poeta Javier Peñalosa. Pero por más cursi que suene mi baño de luna, no se dejen
engañar por líneas la verdad de las cosas es que no hay boiler en casa, y el
agua fría en época de fríos no es mi sopa del día.
Pero salió a mi rescate mi niño
explorador interior y me animó a tomar un baño con una cubeta y una jícara,
calentar agua para tomar un baño de azotea que duró no más de diez minutos dos
jicarazos para el cebo del pelo, dos jicarazos para quitar el jabón, una más
para mis partes nobles arrugadas por el frio y una mirada indiscreta de la vecina
viejita que veía el espectáculo del sexy y barrigón bañándose en la azotea.
Esos fueron los componentes de mi baño de luna o baño de azotea para quitarnos
el complejo de poeta. Hay que cambiar rutinas y nunca hay que dejarse vencer
por las carencias. Resolver con buena cara lo que la cabrona vida te lanza.
Y aunque el día de ayer pasé la
mitad del día en el baño sufriendo los embates de una infección estomacal la
verdad es que fue un buen día y el de usted?
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