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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







viernes, 28 de enero de 2011

A la manera del Sexy Barrigón

Tenía muchas dudas de publicar las palabras de hoy. Son muy mías y ahora sí que de nadie más. ¨Pero no puedo dejar de compartirlas con ustedes están repletas de cariño y una que otra flor. Pero las ha hecho mi Hermano Peña. Y no puedo darle más tributo que este.



Espero no molestar pasen un fin de semana bonito.


Atte.


Este Sexy y Barrigón.






















El Gran Felipe


(A la manera del Sexy Barrigón)






Hace casi tres años tuve la fortuna de cambiar mi residencia al hermoso principado de Tacubaya, la bella, o para términos prácticos a Tacubella. Estaba harto de las falsas mieles de la Condesa, de su torpe elegancia y su petulante pose de nueva rica. En Tacubella encontré un hogar, sobre todo porque lo compartí con dos personas muy queridas para mí. Pero llegó el momento de la partida, y quien fuera mi mejor amigo durante la mayor parte de mis días emigró al norte a discutir cuestiones filosóficas con los sajones. Estaba convencido de que lo echaría de menos. Sin embargo llegó hasta lo que fuera su recámara (poco queda de ella) el Gran Felipe, primo tapatío de mi otro entrañable amigo y habitante de la casa. Debo confesar que al principio no acababa de entender bien qué pasaba con él, acostumbrado a tener por amigos a una punta de ninis con pretensión de artistas o grandes pensadores, la presencia de un abogado, con corbatita y todo, resultaba por demás extraña. También debo confesar que esto me duró muy poco, a las pocas semanas de vivir con el Felitón ya sentía un cariño entrañable por semejante personaje. Amante de los sombreros y del güisqui, de la extravagancia, frecuente visitador de la locura, conde de angora junior, el Feli Escrotowski también mostró rápidamente ser amigo de sus amigos, noble como nadie y amante intachable de las mujeres. De todas las mujeres. Generoso hasta las heces, no escatima nunca lo que puede dar (que es todo lo que tiene), sabe sonreír y escuchar y permanece erguido ante cualquier embate de la vida. Sabio desordenado, excéntrico tradicional, escritor por fuerza y vocación, no le teme a atreverse (ni a la muerte tampoco, que duerme con ella) y va a las cosas como el agua a la regadera. Poco más puedo decir, ahora lo cuento con los dedos de la mano entre mis hermanos, escucho con atención sus siempre puntuales consejos y disfruto enormemente su amistad, su compañía y, muy recientemente, el suspender´s, del que anexo a continuación una foto.



Javier Peñalosa


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