El pescador

La siguiente historia no me pasó, no la inventé. Es el resultado de alguna buena visita al templo del dios Baco, (me gusta más con “V” pero a una linda critica no le gusta mucho mi aportación a las reglas de ortografía). El punto es que me platicaron un chiste que al día de hoy me causa bastante risa, así como miedo pues la moraleja es tan cierta que llega a los rincones más olvidados de eso que llámanos conciencia.

Un día un americano trasnochado y capitalista, decidió pasar fríos en tierras mexicanas, pudo haber sido Acapulco o Vallarta. Una de estas.

Todos los días nuestro personaje caminaba por la playa y siempre a las 6 de la tarde se encontraba con un local que se ganaba la vida de pescador, tomándose su chela en la comodidad que una paga puede ofrecer.

Cómo habrá trascurrido dos semanas ya repitiéndose esta rutina, el gringo decide predicar su manera de ver el mundo con el pescador mexicano.

“mexicano”, dice el gringo

“¿Qué pasó carnal?”, contestó el pescador.

Gringo: Me he dado cuenta que todos los días está usted a la misma hora tomándose una chela.

Pescador “a huevo, ¿No quieres una?”.

EL gringo agradeció el gesto del mexicano, y se sentó junto a él a tomarse aquel néctar.

Gringo: No has pensando, en solicitar un crédito al banco para comparar otra panga con su tripulación, sacar más pescados, vender más y con esto pagar el crédito al banco. Para después comparar otras dos, vender más pescados y ahora invertir en hacer una empresa trasnacional que pueda poner sus acciones en el mercado de valores, y así repetir el interminable circulo del dinero.

Pescador: ¿Y eso para que Míster?.

Gringo: Pues para que después de formar tú imperio, disfrutes la vida, en tu yate tomándote tu chelita.

Pescador: ¿pero chingados, no es lo que hago todos los días a las 6?

Simple pero cierto, el mercado nos ha hecho consumidor de cosas que realmente no necesitamos.

Se despide este tan de usted y de nadie Sexy y Barrigón.