Las mañanas y yo no la llevamos
bien, jamás he sabido porqué. Pero siempre he deseado tener el sueño de las
mañana la noche anterior. Sumado a que no puedo bañarme en las mañanas por la
falta de agua caliente, este frio mañanero y mi aumentada concupiscencia, ahora
tengo gas pero tengo estupidez y no he podido prender el mentado boiler electrito,
parece que tiene una falla seria o tengo seriamente problemas mentales.
Como fuera con todo y mi coraje me bañe con
agua a dos grados del punto de congelación.
Lo que me espantó el sueño y ahora pago las consecuencias. Qué bueno que
tenemos Café de Chiapas, espero que después de las tres tazas reglamentarias la
carburación de mi neurona inicie a pifar o declarare el día como feriado.
Las culpas, hay que repartirlas.
Primero que nada se podría culpar al gran genio que inventó prender un boiler
con pilas, Qué tiene de malo los cerillos.
Después de desarmar mil y un
tuercas, llegue a la conclusión que no tiene pilas mi boiler. Sentí esa sensación
cutre de cuando algún tío consentidor te regalaba un juguete nuevo pero de
pilas. A qué necesidad de molestar a los infantes. No lo podrías estrenar hasta
que te compraran las mentadas pilas, para después de jugar media hora con el
mentado juguete la pila dejaba de darte diversión y tendrías que tus progenitores
estuvieran de buen humor para gastar una pequeña fortuna en las doble A o en
las obesas que no me acuerdo por el momento su clasificación.
No obstante de este pequeño detalle del agua elida, habrá que sumarle que mi doberman azteca tiene el carácter de Cuauhtémoc después de que le quemaron los pies, pues si llegó a la casa de ustedes dos minutos tardes ya masacró otra plantita más. Regañarla es imposible delante de los vecinos pues quieren más a la Chave que su servidor. Entonces hay estamos con pala recogiendo la tierra y los cadáveres de plantitas que son las victimas de mi impuntualidad en horario perruno. Supongo que la culpa también es toda mía, por no haber previsto llegar a tiempo o no pasar más tiempo con mi mascota.
En un sentido más justo la culpa
es toda mía por ser poco previsor, pero quién inventó las culpas seguro no sabía
que la vida dura una nada, como para andar preocupado por el porvenir que
siempre se tarda en venir y cuando llega no llega como lo esperábamos. Por lo
tanto sirvan estas líneas como una pequeña descarga de queja.
Culpable de las culpas de la mala
suerte y de verdad envidio a los antepasados que le echaban la culpa de todo lo
que pasara a los dioses. Antes eras un maldito por los dioses, o los dioses querían
un poco de atención. Ahora eres un loser, un huevo, un idiota, un esquizofrénico,
un bipolar, un adulto contemporáneo con déficit de atención o lo que ustedes
gusten y manden.
La culpa de todo lo que pasa la
tiene el compadre del indio. A saber quién es. Pero los dejó culpables queridos
de que siga escribiendo todos los días.
Martes, de frutas y verduras.
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