Mi cuidad capital, tiene muchas
chuladas cotidianas. El metro es un lugar donde pasan y pasaran un sinfín de
historias que deberán guardarse en el anecdotario nacional. Unas historias de
tintole trágicas como aquel pobre hombre de Jalisco visiblemente afectado de
sus facultades mentales que una mala tarde en el metro banderas saco su revólver
y ejecuto a personas. El hecho detonante no lo dejaron pegar publicidad a favor
del medio ambiente.
También la leyenda del homicida
serial que tiraba a pasajeros justo cuando el tren llegaba a la estación, así
mismo el montón de personas también afectadas de sus cabales que deciden
tirarse al metro como medida de acabar con su miseria. Desconozco que proceso
mental se tiene que tener para decidir poner fin a tu existir siendo arrollado
por un tren, se juro se sufre más.
De estación en estación uno es
testigo del galopante comercio informal del mexicano, por diez pesos promedio
te haces merecedor de un sinfín de productos apócrifos, materias primas que por
el precio que la venden seguro son o robadas o caducas. Y todo pasa en lo vagones
a la vista de todos y de la autoridad capitalina.
También como lo he narrado ya, el
último vagón del metro ha sido denominado como la “cajita Feliz”, en donde la
comunidad homosexual se da sus agarrones, de ligue o pagados.
Pero de los que nos ocupa el día
de hoy de los famosos y nada agradables areguntones de camarón, práctica sexual
muy solicitada por mi querido pueblo mexicano. Esta táctica sexual que ya es
considerada como delito, consiste en arrimar los genitales masculinos en el
cuerpo de una pobre usuaria del sistema colectivo metro. Fueron tantas las víctimas, que nuestro
gobierno deicidio separar mujeres de hombres, como si esto fuere la solución.
Supongo que sería más efectiva educar a los hombres a respetar a las mujeres,
que estar protegiendo a las féminas de los predadores sexuales.
En fin cuenta, otra leyenda que
me encanta contar, que un sujeto de estos con sobre peso, ocurríosle vestirse
de mujer. Su fin era estrictamente sexual. Pues vestido de mujer podría acosar
a las señoritas viajares en los primeros vagones. Y así
las cosas abordo el vagón exclusivo de mujeres y arrimó su miseria de genitales
(dicho por las testigas del crimen pasional) a las señoritas. Pero cuál fue su
sorpresa que las féminas se le abalanzaron y no por ser carita, si no se la
abalanzaron a golpes. Tal fue la golpiza que le pusieron que la policía lo
rescató de aquella muchedumbre de estrógenos que lo querían más que muerto por
haber metido mano.
Al ver la prensa nacional me encontré
la noticia en primera plana, la comparto para que tengan un poco de risa de
tarde de lunes. Y cuidado con los vestidos para tortear.
Jajajaja........para la próxima vez que salgas a pasear en metro cuida bien tus pertenencias Jajajajaja
ResponderEliminarjajajajaja un verdadero clásico de las portadas del Metro, junto con el "tan. taran. tan. tan" o "no freno ni tantito". Saludos!
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