El jueves, recibí una invitación inusual, mi
querida vecina me convido a un concierto, en la iglesia cristiana de coreanos que porqué
así quiso la cosa esta enfrente de mi casa. Yo nunca rechazo una invitación
para escuchar música. Dicen que me pasan
cosas extrañas en la vida y tienen toda la razón nunca me he negado a una
invitación y tampoco me he sentido bienvenido en lugar alguno.
Al cruzar la puerta estaba el
pastor, que con una reverencia me saludó. No me quedó otro gesto que repetir su
saludo de escanear a la persona que te saluda, como lo hacen los asiáticos.
Después de las presentaciones me invitaron al comedor. Y sin decir más estaba
yo siendo atendido con todas las atenciones de alguien importante siendo nada
más yo, al parecer los cristianos coreanos se toman muy enserio eso del Cristo
que pasa.
Y ahí estaba comiendo su caldo lleno de carne
y de arroz con un montón de platillos de esos que es mejor no preguntar qué es.
Me lo comí todo y ya para el final me acordé que los coreanos acostumbran comer
perro, esperaba de todo corazón que no fuera la piernita de mi Chavelita la que
me estaba devorando. Pero si eres
invitado a cenar, tienes que comer con gratitud de lo que te dan, sigo molestándome
cuando los invitados a una boda critican lo que se les regala de cenar y tomar.
Carajo te lo estas invitando te lo comes y te callas. Pero eso si después de
criticar la cena o el espectáculo social en sí, se roban el centro de mesa. ¿Paraqué?
Carajos quieren los centros de mesa, esa mexicanidad nunca la he de entender.
En fin
después de la cena me invitaron a su oratorio si se puede llamar de esa forma.,
y el coreano anuncio en un mal español que antes del concierto, teníamos que
chutarnos la ceremonia. Y ahí me ven media hora escuchando misa en un lenguaje
del cual solo puede entender las aleluyas fue lo único que entendía. Después tuvieron el buen gesto de traducir el sermón,
el cual hablaba de levantarse temprano y acostarse temprano. Según estos
religiosos el cuerpo humano está diseñado para levantarse con el sol y
acostarse con el sol, cosa que me hace sentido. Me gusto el sermón vamos que no
hablaba de una contemplación de diosito sino que debíamos actuar para bien
propio y con eso Dios está contento. Por
fin después de tanta alabanza al final salieron los del coro a montar un lindo
concierto de tenores y sopranos levantando su voz al creador.
Agradezco lo que se me dio de
comer, de palabras y de música. Pero
después de aquello no dejé de pensar en los roles que tenemos los seres
humanos. Todos tenemos una necesidad de creer, y está bien que se crea en lo
que sea más conveniente en cuestiones de religión. Eso sí a la hora que me invitaron
a escuchar otra vez la palabra del señor, los mandé con todo y caravanas al
rancho de Lopez Obrador. Está bien tener una manera de creer pero lo que está
mal es imponerla a los demás.
Seguimos en búsqueda de mi mismo
y lo único que he encontrado es tiempo en las calles, ¿Alguien lo perdió?
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