En mis mozos días de universitario
conviví con muchas personas provenientes de muchos lugares de la república. Los
que más me llamaron la atención son los del norte del país. Broncos ellos,
ellas divinas pero también broncas.
En los primeros días del semestre se huelen
y para el sábado siguiente ya están en casa de La Maria pistando. El Juan, la Marta, el Pedro y la Lupita. Son
gentes y me declaró gran fan de sus fiestas con agua loca y carne asada.
Las
norteñitas son señoritas bien complicadas de enamorar, pero si tienes suerte y
dices las palabras correctas en el orden preciso y actúas como caballero vaquerón,
tienes posibilidad de enamorarlas y cuando una morra norteña se enamora, se
enamora muy fuerte y por lo general no sueltan a su batillo.
En fin, el punto es que uno de
estos caballeros, estaba ya en edad casadera para los estándares de su lugar de
origen, la pobre alma ya estaba cumpliendo 20 primaveras, y realmente lo pasaba
mal por la presión familiar pero lo pasaba peor por culpa del macho de su papá.
El estaba perdidamente enamorado
de La Marcela, llevaban una relación de hace tres años. Pero cuando estábamos pistiando
unas caguas fuera del Oxxo se llevó la siguiente plática:
El Mike: “Gallo, es que no puede ser. Mi jefe
me está jodiendo con que me case”.
El Gallo: “ Pues mándalo a la
goma compadre.”
El Mike: “No es tan pelado
compare, porqué ahora resulta que la con la morra que me quiero casar no puedo
hacerlo.”
El Gallo. “ A cabrón, ¿cómo está
eso.?”
El Mike. “ Pues mi jefe es el pitillo loco del
pueblo.”
El Gallo “ ¿y?"
El Mike: “ Pues quesque la
Marcela y yo podemos ser medios hermanos.”
El Gallo: “jajajajajajaja estas
jodido.”
El Mike: “Pues mi jefe que hace
años le dio duro a mi suegra, y que para no tener hijos rencos pues dice que me case con quien quiera pero no con
La Marcela”.
El Gallo: “ Y qué vas hacer.”
El Mike: “ Pues a pelar gallo, tendré que tirarle la
onda a la Jimena”.
Pasó una semana y mi amigo Mike seguía
con cara de constreñido, no es soportable ver a un amigo sufrir por menesteres
emocionales y con la patente de corso de psicólogo barato, lo invité por otras
chelitas para que sacara los demonios de su alma.
El Gallo “que pasó Mike te veo acongojado”.
El Mike: “Pues mi jefe.”.
El Gallo. “ Y ahora qué.?
El Mike: “Pues que tampoco me puedo casar con la Jimena.”
El Gallo. “No me digas que el calzón
suelto de tu papá, también con la mamá de la Jimena”.
El Mike “simón”.
El Gallo “bueno mi Mike no te me
preocupes tanto, mira todas las lindas niñas tapatías seguramente una de ellas
quera casarse contigo”.
El Mike. “Nel yo quiero casarme
con alguien de mi pueblo, porqué ya les conozco el modo”.
Sin más por hacer la vida siguió.
Las clases de derecho, el arte de ser pasa hambres, las pistiaditas, la
tambora, las reinas de belleza etc. En menos de un mes yo era hijo adoptado del
norte mexicano.
En una carne asada vi
como el Mike se comía de lo lindo las carnes de Marcela y la veía con ojos de
borrego al matadero con las facciones de imbécil que ponemos cuando te
enamoras.
En el mingitorio que es lugar
donde los hombres, compartimos pláticas muy profundas y exprés tenía que
preguntarle a Mike que había pasado para que se animara a comerse a su posible
media hermana.
El Gallo: “Te veo contento con
Marcela. ¿Qué paso con lo de tu jefe?”.
El Mike: “Pues estaba que me
cargaba y recogía. Mi mamá me preguntó que me pasaba”.
El Gallo: “¿y?”
El Mike: “Pues me quejé del
pirujo de mi papá, y que por ser tan pirujo no podía casarme con nadie del
pueblo”.
El Gallo: “ y que te comentó tu
mamá”
El Mike: “Mi jefecita me dice con
cariño, hijo usted cases con quien le pegue la gana, ese ni siquiera es su papá”.
Y claro estalló la risa, los
hombres nos sentimos muy machos, pero las mujeres son más inteligentes o ¿no?.
Querido lector me despido
agradeciendo mucho sus visitas a este su blog, esperando vernos el próximo año.
Atte.
Tan de usted y de nadie Sexy y
Barrigón.
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