Domingo primero de enero del 2012.
Me dormí vestido otras vez y detesto
hacerlo. La fiesta de año nuevo fue intima, con mis amigos y un whiskey de màs.
Mi cuarto parece victima de una granada
de fragmentaciòn, hay kilos de ropa por todos lados. Un sabor a metal en la
boca y los ojos inyectados de sangre. No tengo nada que hacer que no sea
bañarme y desocuparme. Pero me levantaron las ganas de escribir, mi nuevo vicio
para este año.
Ayer escribí en papel reciclable doce
ordenes, que en la primera hora del año ardieron con los deseos de mis amigos.
Se deben cumplir en este año recién desempacado.
El temible 2012, el año del fin del mundo para la
mercadotecnia holibudense. Para mi no es otra cosa que la vuelta del
calendario, pero si tengo y debo tomarlo con el fin del mundo cómodo y aceptar
el llamada a la aventura.
Dejar de cargar piedras pesadas del
pasado y olvidarme del futuro. Mi presente es que se tiene que cuidar, porque
solo tenemos presente, hoy es hoy, mañana es hoy ayer. En lo que pasamos por
este pedazo de tierra debemos estar concientes que nuestra finalidad es
recolectar felicidad para cuando tengamos las manos llenas de este estado de
conciencia, compartirla con los demás tripulantes de este planta llamado
tierra. Todo lo que se interponga entre la felicidad y tu persona, debe ser
analizado, comprendido y botado al escusado.
He mantenido la búsqueda, pensando si
encontrare alguien en el mundo, alguien que sea la buena, alguien que me quiera
querer mientras tenga los huesos cubiertos de piel. Mientras mantenga intacta
mi capacidad de asombro voy en el camino adecuado.
Domingo primero de enero del 20012.
Me carga la…, me dormí en ropa otra vez .
Que a toda madre que es domingo, la fiesta de año nuevo de poca madre. Cuando
llegaron los invitados de mis
invitados donde yo era invitado, me sentí apenado. Ese sentimiento se me quitò
con la nueva receta para tomar whiskeys de 150 pesos del Oxxo con refresco de
tamarindo.
Me contuve con las bebidas, porque
últimamente cuando tomo ya no soy como me gusta ser. Me convierto en un
fantoche que cambia los acentos con los que habla.
¿Qué horas serán?, ¿Mi celular?. No puede
ser que lo perdí otra vez, remueve el cochinero que tienes de cuarto, de seguro
entre a ropa de la semana ante ante pasada, está tu chamarra de ayer. Chingòn
ahí está la chamarra con todas mi pertenecías. Checa el contenido de tu
cartera, perfecto no gaste mucho. Porqué guardas papelitos en vez de dinero, ya
es hora de que limpies tu cuarto y tus cosas. En el inter metete a bañar,
porque tienes un olorcito amargo mi mismo, de tu aliento de crudito ya nos
ocuparemos después.
Y después de todas tus quejas matutinas,
escribe algo bonito que siempre se agradece.
Feliz año nuevo mi querido Sexy y Barrigòn.
No hay comentarios:
Publicar un comentario