Armando mi linda Frankenstein amorosa.

Regresó a mis labores cotidianas en esta magnífica ciudad de la torta de tamal, después de haber roto con la cotidianidad por la visita de tres días a mi querida Tapatilandía, mi maleta estaba llena de regalos, ahora si le he comprado muchos caprichitos a toda la familia, agradezco a mi tenacidad laborar por haberme premiado con la posibilidad de regalar un montón de cositas de esas  que recuerdan lo mucho que estima este tan de usted y de nadie Sexy y Barrigón a todos los frutos de los Gallo Korkowski. 

También pasó cosa extraña me encontré con un ex novia de esas de hace un montón de tiempo. Y nos hemos pedido perdón por todos los demonios que sacamos en la época de juventud descontrolada. Claro que nos perdonamos porqué ya no nos importa, pero no puede dejar de sentir este gusto extraño de saber que está bien y estará mejor. Me dolió verla muy guapa, sí las ex deberían por educación ponerse feas, pero con ella el tiempo ha sido generoso. 

Lo también extraño fue que después de la plática, entendí muchas cosas que me había estado guardando, no sabía que estaban ahí esos sentimientos, como de pequeños dolores de vida que te guste o no te van a acompañar por lo que dure tú tiempo aquí. Estaba laborando en la gloriosa Secretaria de Hacienda y viajaba mucho a la ciudad de los edificios de uno solo piso llamada Colima, cuando llegué me topé a mi adorada ex saliendo con su nueva adquisición amorosa, un tipejo parecido a mí, pero modelo más reciente y supongo que con otras cualidades que no tenía y muy seguramente no tendré.

Al ver esa escena, lo juró que escuché el tronido de mi corazón y la sangre pesada en las piernas. Probé la desilusión amorosa en la presentación más fea, a la vista. Mis ojos vieron el inició de mi olvido. Y sentí como los círculos se hacían cuadrados, los triángulos pedirán un ángulo, como el sol giraba alrededor de la tierra, en esos dos segundos todo dejó de tener sentido y orden.

Estaba cosechando las tempestades que sembré años atrás por mi estupidez y por ser como soy. Tapé ese sentimiento cutre con los recursos que tenia a la mano, más mujeres y menos pensar. Con tal éxito que la vida continuó y me enamoré un montón de veces más. Todas las demás historias amorosas con el mismo final. Pero no todo esta tan mal, he coleccionado al amor de mi vida en pedazos: el pelo de una, el humor de la otra, la risa de otras, los besos robados de otras y la comprensión de otras. Y así voy armando mi linda Frankenstein amorosa.

Prometo hablar más de este tema, si la neurona se deja atrapar. Por lo tanto tengan un bonito Martes que gustoso se ha disfrazado de viernes.