Llego a Guadalajara, y luego luego , mi crítica más querida
me recibe con indignación y cariño. “Porqué escribiste culo”. Mi pobre madre sufre ya que siente que todos
sus esfuerzos por educarme y hacerme todo un hombre de bien, se van desintegrando.
La Relación con mi madre ha sido de trato, ella trató de educarme y yo trato de
no dejarla. Y ahora que escribo mis estupideces cotidianas, bueno mis pedacitos
de alma, según su más buena apreciación querido lector. Pues el sufrimiento de
mi madre se ha multiplicado, porque ahora se entera de las ideas de su pollo
más negro de la familia.
Bueno madre no te lo tomes mal. Uno de los valores que
aprendí muy bien es ser un tanto honesto o la menos parecerlo. De ahí que por
más que quisiera darte el gustito de escribir con palabras bonitas, te las he
de quedar a deber. Y si, culo es culo,
es una parte del cuerpo que todos tenemos, porqué no habré de escribir de eso.
Hay que dejarse educarse, por lo mismo agradezco no solo los
esfuerzos heroicos de mi madre, sino también de todas aquellas cultas que se
han preocupado por quitarme lo ñero.
A saber, porqué hay
un desequilibro en mi redondel, yo supongo a que es culpa del mondrigo del
ginecólogo que atendió mi llegada a este mundo, ya que uso una aparato digno de
la santa inquisición en sus años mozos, llamado FORCEP. Que seguramente me
apretó mucho mis ideas. Por lo he salido lento aprendizaje y tengo que quemarme
para conocer el fuego.
Muchas me han dicho como debo vivir mi vida, también me han
querido vender el miedo al morir pobre y solo. Pero por más que sé que tienen
su verdad y que sus consejos me los dan con cariño, sigo sin poder hacerlos míos.
Realmente quisiera ser un tipo normal, pero no puedo serlo. Últimamente
estoy consciente de lo que soy y lo que quiero ser. Al menos me siento
acobijado en un ala del dragón. Chingados ya estoy escribiendo cursi otra vez.
Pues para robar una sonrisita y quitarles tanta azúcar de
los ojos. Les platicó que el sábado conocí lo que es estar muerto. Me levanté
con una cantidad de mocos, un dolor de cabeza infernal y los ojos saltones. Si
estaba crudo, bueno qué digo crudo, estaba lo que le sigue. Nunca he probado la
cocaína, pero si un maleante me hubiera dicho que con la caspita del diablo se
me quitaría ese sentimiento, juró que la hubiera probado.
Vamos que no está nada padre, sentir como todo
tu cuerpo se está desmoronando y resistiendo las consecuencias de los excesos
de la noche anterior. Podría ser que mezcle el tequila con el whiskey. Y se
pusieron a reñir para ver cuál entraba primero a mi torrente sanguíneo y en el
recuento de los daños de esa colisión la única víctima fue mi mala salud de
hierro. Lección aprendida no más mezclas
extrañas. No le seré infiel a las maltas.
Cómo se podrán dar cuenta, no es mi mejor entrada. Perdón
ando medio malito de ideas. Pronto les mostrarte mi tratado de la Angustia, ese
sí que va bien, pero lentito para salir a la luz.
Me despido con besos.
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