Me levanté con una idea y una
señorita en la cabeza y me desayuné un tabaco. Pronto lo dejare, si se deja mi
cerebro convencer, que no necesita el dulce nicotina en el sistema para
funcionar. La cafeína y a la señorita si
las veo más difícil dejarlas. Al final siempre he defendido la libertad que
tenemos de escoger con que veneno envenenarnos.
Y vivir mucho tiempo privado de pequeñas dosis no es título de mi
película.
Sería bueno controlar mi
intensidad, pero siento que el tiempo no me tiene misericordia. Cuántos besos
me he de quedar guardados, cuántas risas pendientes por escuchar, como
convencerme de que puedo navegar en las dunas del desierto, por algo más que
sea evitar la soledad.
Sé que soy capaz de bajar al infierno por ponerle fuego
a mi tabaco. Si vale la pena, juego hasta el final sin importar que la voz de
la experiencia me detenga a mitad del camino. Al final del día, tenemos mucha
experiencia y para mí no es otra cosa que lo que obtienes cuando no obtienes lo
que buscabas. Pero en cuestiones del sentimiento voraz que es el amor hay que
intentarlo todos los días, nunca he escuchado lamentar a un moribundo por los
besos dados.
Y en esta parte de vida, me
detengo a pensar si será la buena la que viene en presentación pequeña, he
estado dándole de comer a la angustia sueños y parece no tener llenadero, pero
tranquilos que estoy trabajando en eso. Favor de no molestar con consejos, soy
gran fan del error humano.
Se me ha acusado de escribir con
depresión o con vida vacía. Solo tengo una prueba que ofrecer escribo con
ansiedad y pánico. La aventura me llama
todo el tiempo en mi vida y siempre que le quiero contestar un sí, dejó los
kiwis en el otro pantalón.
Me es difícil encontrar la
distancia adecuada, que se tiene que tener cuando quieres estar ahí sobornando
los sentidos, tratando de levantarte la falda. También los vividores canallas
tenemos derecho a no saber qué nos pasa cuando olvidamos la lección aprendida y
de vez en cuando nos guastaría estar con alguien “al natural”
Aguantar por aguantar, es una
gran tontería. Uno aguanta por no saber estar donde se tiene que estar. La
buena compañía es lo que hace la gran diferencia entre el buen momento y las
ganas de estar en otro lado. Pues nada,
que guardo silencio por el día de hoy.
Que mal que mi silencio no es de
los acompañados.
Pd. Perdón por la Angustia, pero
estoy muy contento por el hecho de estar vivo y eso queridos es estar bien.
Miriam Fernandez: Gran reflexión me encanta
ResponderEliminarKarina Gallo
ResponderEliminarexcelente! poeta y escritor, en este blog tansmite desde el ALMA, sin darte cuenta has desnudado tu alma, de lo que realmente eres y es lo mas importante, no siempre es depresiòn (la depresiòn no es `pr carecer de algo, simplemente por falta de entendimiento de los demas hacia lo que uno quiere decir o demostrar), todos somos adictos me considero una de ellas a la cafeìna. Sabes que es lo que quieres en la vida a pesar de tu corta edad, pero realmente tu AlMA es vieja (con mucho aprendizaje) y que pocos ven lo que realmente eres.
Viridiana Buñuel dice: Apá usted es un romántico. Esta parte me gustó: Sería bueno controlar mi intensidad, pero siento que el tiempo no me tiene misericordia..
ResponderEliminarte lei ,te lei,te lei y....
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