ACOMÓDATE

Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







viernes, 13 de enero de 2012

La Angustia.



Tengo una nueva amiga y resulta que fuimos vecinos en tapatilandía y en la casa de la risa.  Yo no creo en eso de la suerte o casualidades cósmicas. Ella nació siendo mi amiga, pero no lo sabíamos. Es una de esas amistades lindas y honestas, pequeños regalos de vida.

 Es una tipa muy tipa y guapa por afuera: Su gran defecto es tener el alama demasiado buena, tan buena que en cuestiones de amor adopta vagos hijos de señoritas que fuman de esquina.  Y una mis puerquito valiente conocidas como “gordi buenas” le robó los besos de un roquero un poco angustiado por las anfetaminas y una adicción al sexo galopante.

  Por lo mismo me tomé sin que ella me lo pidiera el sagrado deber de ser su entrenador, para lidiar con los lobos hambrientos e insensibles que podemos ser los varones, que buscamos en los bares cuerpos femeninos que acariciar.  

Pero que ¡vivan los idiotas de barra ¡, que hacen que yo les pueda escribir hoy.   

Por lo tanto iniciamos la lección número uno que se llama “Todos te quieren comer”, diles que a volar hasta que no acrediten sus intenciones, ahora que si lo que quieres son besos sin amor, pues dátelos a todos con las debidas precauciones. Porque la mujer puede ser tan puta o tan santa, como ella quiera ser, para su propio beneficio y para el de nadie más. Dejemos a un lado los tabús de las santas o de las pirujas, voto por la libertad que se tiene para buscar la felicidad efímera pero al final felicidad, que se encuentra cuando se termia el trago y solo se necesita un par de besos con un número telefónico en una servilleta, para sentirnos vivos. Tanto hombres como mujeres nos gusta gustar, y si de premio nos dan un poco de saliva de personas extrañas, que mejor.

Fue buena noche y lo fue por un montón de cosas, que puedo resumir con la palabra Angustia.

Mi nueva amiga, me invitó a una pequeña reunión de expatriados tapatíos, porque uno de ellos tenía que celebrar su cumpleaños. La casualidad me favoreció porque el evento se realizó en unos de mis bares favoritos de la colonia Condesa. 

Por primera vez en mi vida, me sentí completo. Por unas horas fui el centro tibio del universo, muchas cosas que siempre estuvieron a la vista, pero que nunca les había puesto atención por estar anestesiado por la Angustia, salieron a mi encuentro. Me trasforme en un demonio con buenas intenciones. Y no sé si fueron los Whiskey o un evento mágico, pero me metí en el cuero de muchos extraños. Un viaje extraordinario al interior de los integrantes de esta manda de changos parlantes.

Fueron tantas cosas que pasaron que tendré que escribir mucho de esa noche.
El primer personaje angustiado fue: 

El Señor Botiga.

Un gordo, de esos que parece como si les hubieran metido una manguera de aire comprimido y en cualquier momento pueden explotar. Estaba fuera del bar, cuando quiso decir un “hola” la voz se tardó dos horas en salir al exterior, pues el viaje de las ondas del sonido de su voz, tenían que mover unos veinte kilos de papada, lo que hacía que su voz saliera cansada del viaje por sus carnes.

 Se veía estúpidamente borracho y con ojo verde. Perdón con el rabo verde, intentaba ligar a cuanta menor de edad pasara por su lado. A Dios gracias que no pudo. Pero su discurso “ligador” fue lo más patético que he escuchado y eso que escucho discursos políticos. Más o menos repetía que era casado con hijos, pero que quería conocer señoritas. Vamos les decía claramente que lo único que quería era un aconstón, porque su mujer muy seguramente ya estaba cansada de ser aplastada por la humanidad de su esposo en el acto amoroso.

He sido testigo de varios espectáculos desagradables, pero nada como ver a un casado ligar en un bar, pidiendo entendimiento por parte de las féminas. Me hubiera gustado decirle que se lanzara a el circo más cercano, posiblemente ahí encontraría a una entrenadora de elefantes que le pareciera sexy su infladísima anatomía.  Pero no, como no puedo encontrar con quién platicar, claro vio al Sexy y Barrigón, y porqué no a joder mi momento de mágico de fumar fuera de los bares. 

Con sus piececitos, se aproximó y sin mediar palabra me quitó mi sombrero, para ponerlo en su caballera y hacer la cara del señor botiga. Sonrió con hastió, solicitándole mi sombrero. Porqué les gusta quitarme mi sombrero, queridos extraños.  Mi sombrero es personal, es como los calzones. A uno no piden o quiere ponerse los calzones de los demás, pero los sombreros porqué no. Y no me molesta que se lo pongan, lo que me molesta y mucho son las cantidades de gel, o gomina para el pelo que le dejan. 

Después de recuperar mi sombrero, el señor botiga. Quiso jugar el jueguito de los hombres extraños que nos conocemos en los bares, el bien conocido juego del “A ver quién la tiene más grande”. Y ahí está cuestionando mi capacidad adquisitiva, con la odiada pregunta ¿A qué te dedicas? . Pues que más le da, que me va a contratar aquí o que. Yo por eso siempre pregono que vendo cerillos en el metro de lunes a viernes y los fines de sema al grafiti de los monumentos públicos. 

Pero claro, el dice que es Abogado Penalista. Y ahí despertó al querido mala copa Jelipe. Y porqué no jugar con la mente del señor Botiga. Me encanta desayunarme a los colegas.

“Claro ya sé que eres Abogado penalista”, yo también lo soy, y soy el mejor de México” le comenté.
La cara del gordito fue espectacular.

¿Cómo te llamas? Preguntó.

-Felipe,¿ y tú?

No me acuerdo su nombre, lo que me acuerdo fue su latín vulgar, o su supuesto alemán, cuando me recitaba de memoria la teoría del delito. Tratando de apantallarme.

Me presumió sus amigos penalistas famosos. Yo lo vi con cara de interesante como si me sonaran todos los nombres. Y terminé con la frase más mala copa. “pues a todos ellos me los siento, pero no hablemos más de negocios que he venido a tomar”. Retorcí mi aún humeante tabaco y lo dejé a merced del ridículo de su borrachera.

Pero claramente estaba angustiado por su edad, por su profesión y sobre todo por la falta de respeto a sí mismo.

Continuara

7 comentarios:

  1. Marina Hernández Rubio
    ‎:D!!!!! "Voto por la libertad que se tiene para buscar la felicidad efímera pero al final felicidad"!!..."Nos gusta gustar"...yeah! jaja... Recuerdo que el día que nos conocimos tú mismo me pusiste tu sombrero...y en efecto, yo pienso como tú: el "sobrero es personal, es como los calzones" pues! me pusiste entonces tus chones en mi linda cabellera desde ese día! pff! ja ja ja! 'inchi Feli te quiero un shingooo! merci cher!!! muchos hartos bss para mi hermoso amigo escritor! :D

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  2. Marce Galván NOOOO muy en continuara y todooo... cuando publicas la segunda parteeee esoty intrigada jajajaj

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  3. Lulu Gallo ¿ya publicaste algún artículo de tu amiga que era de alma muy buena? QUiero saber los consejos que le diste? COmpártelos pls

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  4. Citlalli Beltran Vargas ohhh si!!! no se trata de a quien beses, es del como lo beses y en el lugar que lo beses....

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  5. LeTy LeTs se me hace que tienes algún parentesco con J.Sabina!! jajaja...salu2

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  6. Carlos Enrigue A la mera el senior Botija quería confirmar que la diferencia entre ligue y acoso es el éxito.

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