El sueño eterno.

Levantarse, ducharse y otro día más que vencer. Te sientes solo y todo sale mal. Y cuando estás en la búsqueda de belleza o amor, no puedes ni definir qué es lo que está produciendo esa sanción de pesadez de alma.

Y tengo una pequeña alma, que de vez en cuando exige su ración de hastió, solemos ser una caricatura de lo que queremos ser. Ya estoy sabiendo de qué se trata esto de ser hombres. Maldito día lento, como la digestión de un hombre obeso. Vamos a sobrevivir los embates de este día gris. 

Fue tanto mi aburrimiento, que busque lo que será el recipiente de las cenizas de mi cuerpo, una vez que me toque partir. La verdad es que me encantó mi morada final. Es una coqueta coctelera para martinis, juro que no hay otro recipiente en el que me gustaría dormir el sueño eterno. Busqué epitafios que vengan bien con mi forma de vida, porqué no quiero que nadie escriba de mí, sin haberme conocido. He decidió que las mejores palabras para mi epitafio será: “Señorita, disculpe que no me pare a saludar”. Mismo que no es de mi autoría, pero lo hago mío.

Hay personas que quieren ser echadas al mar, otras quieren acumular polvo en una iglesia, otros prefieren el romanticismo de un panteón. En mi caso prefiero mi coctelera y que me guarden en un buen bar, donde el servicio sea bueno y no sea tan caros los tragos. O si muero soltero favor de llevar mis cenizas a una fundidora y hacerme un lindo y cromado tubo de table dance. No sé si exista un cielo, la verdad de las cosas es que no me he muerto, pero si me recibe el Dios de los cristianos, lo tomare de la barba y le daré un beso, si no me sabe a tabaco y whiskey, dudare del premio entero. Ahora que si me recibe Don Satán le recomendare que baje la temperatura de su congal. Porque siempre he de preferir el cielo por el clima y el infierno por la compañía. 

También y para darle más saborcito a este día, empecé la lista de invitados a mi funeral, tendrá que ser un gran evento y nunca me han gustado los colados al menos que no sea yo el colado en la fiesta.  Por lo visto, no le tengo miedo al morirme, solo que puedo esperar un buen rato, no importa si es, en estado vegetal, a mi no me desconecten nunca. Si es la vida eterna la que me espera, pues me aferro con las uñas la mayor cantidad de tiempo posible a esta vida, que dura lo del paso de un cometa. Porqué mi vida es maravillosa, lástima que no me he dado cuenta antes.  

No quiero morirme dormido, quiero estar consciente de ese momento, ya me perdí mi nacimiento no quiero perderme el evento que será morir. No importa que aguante dolor, al final es dolor es lo que nos avisa que seguimos vivos. Y quiero decir muchas tonterías antes de colgar los zapatos, quiero avisar que mandare postales del más allá. Junto con el reporte del clima.

A claro cómo olvidarme de la situación económica, me quiero pelar al barrio de los ateos gracias a Dios, debiéndole todo al banco. ¿A poco? no es una bonita muerte, llegar al más alla y decir me lo gaste todo, todo el dinero, todos los besos, todo el tiempo que vale la pena, y también el que no vale la pena, me morí contento.  Lo que siga después es ganancia, porqué en esta vida me lo pase de lo lindo. Aunque existieron estúpidos días grises como en este, donde hoy escribo. Queriendo tener delante de mí una falda que levantar.

Nota del autor:

Muchas buenas frases me las robe, quién sabe de quien. Pero la poesía es de quién la necesite.