Después de un recorrido por la
gran ciudad, llegué del trabajo a aquella ex casona, en algún tiempo fue un palacete
de un fifirifas acaudalado. Ahora no es más que un montón de ladrillos
impregnados con un olor a humedad y madera vieja. Pero tiene un bonito letrero a un costado de
la entrada, el cuál dice “Escuela de escritores.” Mi corazón da un vuelco, por
fin me voy a tomar enserio esto de escribir. Vamos a quitarnos lo bruto poco a
poco. Puede que en esta escuela me ayuden con mi pequeño retraso mental y mi
dislexia galopante.
Preguntó por informes y me mandan
por unas escaleras estrechas, el patio con las escaleritas asemeja un cuadro surrealista.
Caminos sin sentido, supongo que así es la vida de los letrados. No hay un
sentido lógico para querer ser escritor, o cineasta. Probar fortuna contando
cuentos, historias y alguna que otra tontería, es una actividad para locos
huerfanitos de compañía, que queremos que nos escuchen. Y tal vez robar un
corazón en el otro lado del mundo. Al final se quiere eso, un poco de atención.
Solo quiero un curso de tan linda
escuela. El curso de redacción, lo demás lo quiero aprender en las trincheras de
la experiencia. Quiero seguir escribiendo por mis kiwis, hablar de las cosas de
todos los días, de los pequeños dolores de la vida, de las incongruencias de la
vida. Hacer reír porque para enseñar ya tenemos muchos letrados. Yo gusto por
escribir y ahora quiero saber hacerlo. Por respeto al que me regala cinco
minutos.
Mi primera clase de escritor, fue como la
primera vez que una señorita se dejo besar. Duro poco, no sabía que pasaba,
pero quería que pasara otra vez. Un
montón de personajes compartimos el salón de clases. Un Potter electrónico, un
gordo con uñas pintadas de negro, un poeta en desgracia, una señora tratando de
recuperar tiempo perdido. Una linda ladie apache de ojos azules, un dulce
maricon que trabaja redactando escritos para una revista de novias y un auto
denominado Sexy y Barrigón.
El aire en la clase apestaba a angustia, todos querían
demostrar quién era el macho o la hembra Alfa, decían palabras que yo no sabía
de su existencia. Método utilizado, como lo hacen
los perros cuando marcan su territorio. Lo bueno es que no fue con meados, sino
con palabras rebuscadas, autores de nombres trabalenguas y un poco de experiencia persona.
Los letrados tienen mucho ego y compiten
entre ellos a ver quién la tiene más larga.
Y cómo yo no sé bien porqué carajos es “valla o vaya”. Pues vaya usted a
saber lo bruto que me sentí. Pero que le hacemos. No seré letrado, seguiré
siendo este tan de usted y nadie Sexy y Barrigón.
LeTy LeTs "al final se quiere eso, un poco de atención"?jaja seguro algunos escriben para eso aunque creo q pocos....para mi sería sentir por escribir, escribir para darse en letras.... Y entonces deplano no recomiendas una escuela?? supongo q habrá alguna buena por ahí o serán todas así con personajes escapados de libros?? jajaj
ResponderEliminarPues a mi me gusta cantar y como no soy nada entonada siempre digo "yo no canto, yo encanto" y lo hago de la unica manera que se hacerlo, con sentimiento! Asi que mientras tu le sigas encantando a la gente tu sigue escribiendo, porque al hacerlo para darte gusto a ti mismo se nota q lo discrutas y eres autentico.. Gracias por eso!! Buen inicio de fin! ;)
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