ACOMÓDATE

Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







viernes, 1 de junio de 2012

Homero Adams.


Es lindo esos momentos en tu vida en los que un buen recuerdo de infancia de aborda, mientras tu estas dándole a la pared una mano de pintura por tres que tienes encima de ti.  

Todo inició cuando me estaba cuestionando si Morticia Adams era sexy, y los archivos de memoria me acorde de aquellas tardes de televisión. La serie de los locos Adams era en blanco y negro.  Y era fan del romance meloso de Homero y Morticia, realmente quería que la vida me diera la oportunidad de estar así de traumado con una señorita. Eran tanto mi fanatismo por ese romance que aplicaba las escenas de las serie en la vida real. Vamos era una pulga rubia y no tenía una compañerita que quisiera jugar a los Adams, entonces busqué mi conejilla de indias y fue mi madre.

Le tomé la mano y empecé a darle besos mismos que fueron recorriendo su brazo, hasta que sonó el teléfono y le comenté: “Madre, ponte una marca en el brazo para saber en dónde me quede. "Déjame contestar el teléfono”. Claro mi madre se derritió ante tal comentario, escena que me había fusilado de los Adams.   

Nunca había entendido bien porqué en las fiestas infantiles de las niñas era el único caballero, hasta ayer que también me acorde que por andar jugando al Homero Adams y tratar a mis compañeritas como pequeñas Morticias, siempre tenía garantizado la sillita en enfrente del escenario para ver al Mago Miguel a un lado de la cumpleañera. 

Dicen las malas lenguas, que en una de estas fiestas busque como loco a la abuelita de la cumpleañera. Una vez que la encontré le avente otro dicho Adams “¿Eres la abuelita de Martita?.” Y la abuelita contesto que sí. Pero no esperaba el pedazo de plática que seguía pues ya que le solicite de la manera más Adams si podría darle un beso. La abuelita también se derritió. 

De ahí en adelante quise andar por la vida como Homero Adams, con excelentes resultados en cuanto a los mostros se refiere, en los amores no me fue como ese ídolo de infancia, pero tampoco me puedo quejar de malos tratos.

En fin es viernes y ando romanticón y cansado pues la pintada de su depita terminó como antes terminaban mis noches de copas a las cuatro de la mañana.  No podía dejar de pintar pensando en Morticia Adams. 

La noche es larga y la taza del café Panuch´en barata, eso me decían. Ahora cansado pero bien contento. Pero es Friday y i´m in love.

Me despido.

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