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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







lunes, 25 de junio de 2012

Con un buen dolor de muelas.


Con un buen dolor de muelas, retornando a la ciudad capital. El dolor de muelas es comparable a masticar un chicle retacado de agujas. Ya tenía curadas las muelas derechas, ahora las izquierdas   anuncian la inminente visita al dentista en calidad de urgencia. Lo que no me mata me hace más fuerte, pero quién puede ser fuerte cuando no puedes siquiera masticar un pedazo de pan mojado con atolito. 

Sin importar cuantas veces retorne a mí coloca favorita siempre, siempre me sorprende la cantidad de trabajadores de la construcción que llega conmigo, es un hormigueo de colores vivos con carne morena, distintos estilos de peinados, todos con mochilas colgadas a la espalda, todos compitiendo por llegar pronto a buscar una oportunidad de seguir construyendo la gran Tenochtitlán, que sigue siendo tan brava como lo fue a la llegada del conquistador Cortez. Un tanto más modernizada un mucho más sucia y con un regenerado sistema de castas.

La ciudad no duerme, no da tregua, sigue recibiendo tributo en especie y en sangre de los alrededores. Concentración masiva casí nueve millones de personas vivimos aquí, y nunca se sabrá el número exacto de los que solo vienen a laborar para retornar al pueblo o la ciudad pueblito, si no favoreció la suerte dormir en la calle, como los miles de fantasmas que buscan recargar su cabeza atormentada en alguna loza de concreto indiferente como la sociedad lo es, indiferentes como el mexicano es indiferente con sus compatriotas y su medio ambiente.

 Yo enciendo un tabaco y me pido un atolito de chocolate.  La única idea que cruza mi cabeza amodorrado por el run run del camión y es cómo venderle a todo este ejército de constructores una taza de café.  Para después ayudarlos a no venir más por aquí. Para que se queden en su tierra porque la tierra tiene que ser generosa como lo es cualquier profesión que uno elija hacer.  Cuándo nos daremos cuenta que el dinero no se come, que el dinero no se bebe, que todo es una bonita fantasía llamada capitalismo, comunismo o una mezcla de las dos y la fantasía requiere sacrifico de sangre y hambre.   

No es dar caridad, es comprender y aceptarse lo que se necesita para construir un paraíso terrenal, tanta felicidad escondida a la vista de todos y seguimos buscando aumentar dinero en la cuenta de banco, dinero que ya ni siquiera es papel ahora es un bonito bite en algún ordenador. 

En fin, hay que seguir avanzando para perderse en el mar de gente que se mete al metro como hormigas al hormiguero para seguir sostenido esta utopía de la gran ciudad capital.

 La reina requiere más alimento, el gobierno requiere más mano de obra para edificar bonitas casas de cartón con caros acabados, que se pagaran en treinta años. Si la economía mundial no dispone otra cosa. Necesita un campo abandonado para darnos de comer papel. Si es lunes, si mi dolor de muela me hace revolucionario pesimista. Si lo único bueno que sea lunes es que el próximo lunes es el día más lejano.

  

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