La boda
hierve de personas elegantes con dos whiskey de más, yo dejé de tomar dos horas
atrás para darle oportunidad a mi querido hígado procesar los tragos generosos,
que los novios me regalaron para que brindara a su salud. La verdad de las
cosas es que hay que saber tomar y lo digo con la mano derecha en el corazón. Solo
conozco a dos idiotas para el alcohol, los abstemios y los alcohólicos. Que te
llevé los tragos a donde quieran, pero siempre eres tu el que decide hasta
donde quieres llegar y la inconsciencia o el vomito no son lugares
bonitos.
Un viaje al pasado, ahí estaban todos celebrando la
decisión “precipitada” del novio. Después de diez años de noviazgo, estaban por
fin escuchando un sermón de un padrecito. Hubiese preferido chutarme todas las
canciones cursis de Arjona, antes que su discurso mal preparado. Pero quién soy
yo para criticar lo que un cura debe decir en una misa de matrimonio.
Sinceramente espero no asistir a otra misa de ese tipo. Ni el día de mi boda y
si hace falta asistir pondré chelitas afuera de la iglesia para los que se
quedan fuera de la misa como lo hace su servidor, tengan algo lindo que
refresque la garganta.
Estaba en el suelo tapatío brindando con los
viejos amigos y enemigos por los días de gloria. Es simpático que lo único que
sepan de mí es que tengo el vicio por escribir, se les olvida que también soy
abogado. Tal vez en su repertorio de personajes cuenten ya con muchos abogados
y quieren incluir en su lista de conocidos, un escritor de bajo presupuesto e
inquieto con los días que quedan por vivir.
No había tiempo para llevar a la tintorería
el traje que llevé para disfrazarme de caballero, una bastilla estaba siendo
arrastrada y para curar a mi pobre pantalón dos grapas para papel, hicieron las
veces del trabajo bien hecho de sastre. Al final con la bendición de las copas
de más nadie se fija en la vestimenta. No le doy importancia si me ven como
escritor, puedo vestirme como me gusta como soy, un tanto elegante y otro tanto
ñeron.
Ahí enfrente mi ex novia coqueteándole
a un joven digno de ser un personaje de los Muppets, soy discreto pero ya van
más de tres borrachos que me hacen, la linda anotación diciendo que el tipo por
el que me cambiaron, es menos tipo que yo. Nunca he tenido problemas con los
cambios salvo cuando te cambian por cualquier cochinada. Te hacen sentir más
cochinada que la cochinada con la que están.
EL acido descubre metales y el
vino puñales. Muchos caballeros aconsejados por el espíritu del vino me dan sus
señales de lesbianitas, uno me comenta que cuando quiera cuento con su consejo.
Me limito a pedirle unos tips sexuales, porque para consejos de vida ya estoy
hasta la madre. Otro sin decir más me abraza y me mete la lengua en toda la
oreja, me dio un asco pero lo tome con paciencia, vamos que los borrachos no sé
controlan con sus ganas de decirte a su manera que te estiman. Otros están entrado en pláticas de esas que dicen
que te extrañan. Yo digo que es el momento de dejar la fiesta porqué ya se puso
un tanto porno gay y lo que quiero es llevarme un buen beso a la boca salió de
la boca de una señorita, que me quiere abrazar como si nunca quisiera que me le
escape.
es increible que el alcohol, logre transformar a quienes no se saben controlar... aunque no he de negar que en alguna ocasión fuí víctima del vómito, jajajajaaaa
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