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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







martes, 20 de marzo de 2012

Donde te agarro el temblor??’


Mi corazón latía con tranquilidad, pero el papel del baño se movía extraño, así me agarró el temblor con el Tigre de Santa Julia. Vamos que limpiarte el traserito con movimientos telúricos debería ser considero todo un éxito en la vida. 

De ahí camine de ladito buscando el área de seguridad más cercana y aquello parecía un bonito viernes en un despacho contable (dance). Tres señoritas aparatadas de una columna moviendo las caderas, al copas de unas cuantas caras de miedo. Inmediatamente saqué mi credencial para votar con fotografía y me la puse en la boca, por si el techo se cae encima de mi humanidad, por lo menos me lleven a un lugar bonito a pasar la última morada y no me pongan en una fosa común con cal.  Mi primer temblor en la ciudad de la torta de tamal y mi humanidad tan tranquila. 

 En caso de temblor, conserve la calma y el buen humor que al final de cuentas no sabemos cuánto días le quedan a nuestra existencia y me gustaría despedirme de este mundo con una frase que haga reír.

Todos salimos del edificio como cucarachas en quemazón, la verdad de las cosas es que sigue estando presente el temblor del ochenta y cinco en esta ciudad. No se les puede culpar, pero si culpo aquellos progresistas que llenaron los canales con tierra, y ahí pusieron tantas casas. 

Hablan de los temblores, de cómo se sintió y yo lo único que quiero es sentir el temblor de un lindo cuerpo femenino al momento de abrazarla, no todos los temblores son malos. Lo que si fue un poco sorprendente fue que acaba de escribir que necesitaba hacer temblar mi cuerpo y dos horas después tiembla, es hora de solicitarle al circo de la vida me mande los números del melate. 

En fin no podía dejar escapar estos momentos de pánico colectivo, para escribir después de un bonito temblor de nervios por toda la espalda. Tranquilos Chilangos fue solo un recordatorio que en cualquier momento estamos en el otro barrio.

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