El despertado con sus múltiples ruidos interrumpe el sueño,
sin verlo le doy un manotazo y me incorporo, me dormí tarde por andar pensando
cosas que no se deben pensar en la noche. Y realmente me hubiera gustado tener
el sueño de la mañana en la noche de ayer. El insomnio es una enfermedad crónica,
curable con grandes dosis de dejar la mente en blanco.
El camino al baño a las ocho de la mañana se hace eterno. Ahí
está el pantalón, lo levanto y busco mis tabacos y enciendo mi primer
cigarrillo. Estupendo desayuno para desalmados, la regadera vomita agua fría
mientras le doy unas caladas al tabaco espero que el agua se ponga caliente.
Los vapores anuncian que mi baño de la mañana está listo y sin pudor me
desnudo. El agua caliente recorre todo mi cuerpo, cierro los ojos para
concentrarme en el ruido que hace el agua al caer, cuento los dedos de las
manos costumbre heredada desde la niñez un ejercicio estúpido que hago para
despertar.
Cuando me platicaron que existía un ratón que se lleva los
dientes y te deja dinero. Supuse que también habría otro que le ha de gustar llevarse
los dedos. Por lo que desde que tengo razón me cuento los dedos en la regadera.
Secó mi cuerpo maltrecho por la falta de horas de sueño, es
el momento de escoger el atuendo del día de hoy. Camisa blanca pantalón negro
con la corbata azul como sea es con la única combinación con la que me siento cómodo,
nunca he sabido vestirme propiamente.
He desarrollado una debilidad por mujeres que están
sentadas en la barra de un bar con un trago en su mano y palabras que hagan huracanes
en mis pensamientos.
No soy víctima
de los clichés, no creo en compañeras de alma, no hay finales tristes ni
felices, pero todavía hay amores que siento en la punta de la lengua.
Caso perdido, ni alto, ni fornido, ni formal. Mi cabello es rubio
cenizo seboso. Ya lo saben, mi sonrisa es timidona por la nicotina en mis
dientes, tengo cuerpo de perro parado, cavernícola ocasional, una alma rota, caminado
de pato con polio, aferrado a muchas historias sin final feliz, buscando
absurdos por las calles, personalidad adictica. Soy una mala biografía no
autorizada por el autor. Pero al final eso soy y no me parezco a nadie. Mi
locura viene en el paquete.
Y todas estas cosas pasan mientras espero que pases a mi
ladito.. y regalarte un “hola qué tal”
No hay comentarios:
Publicar un comentario