Viviendo rápido para no pensar, la
comidilla de la ciudad fue necesaria para escaparme de mi ciudad. Pero ahora la
veo con narco bloqueos y narco nacos por todos lados. No deja de dar un vuelco
el corazón saber que la escuela de señoritas que visitaba buscando a mi
hormiguita favorita, fue un campo de batalla entre los que venden drogas nuevas
para tiempos raros y las fuerzas del orden.
Estas segundas denotaron un
espectacular operativo de “precisión” exponiendo a miles de vida al fuego
cruzado. Entre ellas mi madre y mis
sobrinas. Si se hubieran convertido en el famoso daño colateral. Ahora mismo estaría
haciendo un movimiento con el del poeta de Morelos, pero un poco más violento, detonado
todas las mendigas narco tienditas, o comprando kilos de cocaína con veneno instantáneo
para regalárselas a los drogis americanos. Y de plano una revolución para
quitar a los que nos están “gobernando”.
Extraño y apartado un poco
inadaptado a las tortas de tamal, amargo e inseguro, un poco discapacitado por
no encontrar la manera de explicar qué necesidad se tiene de tirar granadas en
las calles, si no se resuelve nada. Pero trato de vivir rápido para no pensar
que somos frágiles como pompas de jabón.
Por lo mismo con razón o sin ella,
quiero mandar a aparearse con su prostituta progenitora madre al que: Produzca,
manufacturar, fabrique, elabore, prepare o acondicionar algún narcótico o
estupefaciente, al que transporte narcóticos, utilizando cualquier medio, de
algún lugar a otro, con independencia de su peso o volumen. Al que "comercie" (vender, comprar, adquirir o enajenar) drogas ilegales. Al que
"suministre" aun gratuitamente o prescriba alguno narcótico
prohibido. Al que aporte "recursos económicos" o de cualquier especie
o colabore de cualquier manera el financiamiento, supervisión o fomento para
posibilitar la ejecución de algunos de los tipo de narcotráfico. Al que
"introduzca o extraiga" del país alguno de los narcóticos o
psicotrópicos. El que "posea" alguno narcóticos. A el soldado que se
cambia del bando de los narcos, al funcionario público que no hace bien su
guerra contra las drogas, las sexys novias de los narcos, los que quieren ser
narcos. Pero sobre todo a los políticos que no entienden o no quieren entender
que la salud personal es eso “personal”, que México no es más un lugar de tránsito
es un lugar de consumo y por lo mismo tiene que ver las cosas como son. Más
educación, más respeto a la libertad y información sobre el tema de las drogas.
Ya no quiero Ñeros con pistola en
las ciudades de mi país.
Muy cierto,ya no queremos este tipo de personajes por la ciudad!!
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