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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







miércoles, 14 de marzo de 2012

Habitantes salidos de los más extraños cuentos de ficción.


Apenas el viernes me cambie de residencia. Es un bonito departamento de los años treinta de ciento veinte metros cuadrados, techos amplios y nada de paredes de plafón.  Mismo que se encuentra en las ruidosas calles de la Avenida Revolución en la linda colonia Tacubella, que al parecer no me deja escapar. ¿Estaré condenado a ser eternamente el Kent de Tacubaya?.   

Nunca me preocupé por comprar muebles, pues consideraba que una cama grande, una tele grande y un mini bar. Son los únicos bienes muebles que necesitan los departamentos de solteros. Y al tener cubiertas mis pretensiones de posesión de cosas, pues el demás dinero me lo gasté en lo que se “debe” gastar: Noches sin futuro, viajes dentro y fuera del país, apuestas y todas las malas inversiones que se pueden ocurrir a una peligrosa mete border.  Por lo tanto sigo viviendo más o menos al ras del suelo. 

En toda la superficie del nuevo departamento hay cajas de todos tamaños, atiborradas de cosas que posiblemente nunca les de un uso distinto que no sea el acumular polvo en algún bonito rincón, la mayoría de las cosas encajadas son de mi nueva compañera de depita, la linda La Marina. El que tu compañero de departamento tenga una lida vajilla de flores silvestres, un montón de chuchulucos para cocina y una cantidad de adornos de buen gusto, para la crítica de las visitas.  Es algo por lo que estoy sumamente agradecido. Ahora estamos en el proceso interminable de quitar cajas, tarea que veo sumamente difícil, ya que es bien sabido por los que nos hemos mudado, que independientemente de lo que hagas siempre habrá cajas llenas de cosas permanentemente. 

Una de mis primeras vistas fue de doctor literal, como las cosas en mi redondel mental se están poniendo triangulares. He decido tomar una terapia con una linda doctora de ideas. Normalmente se les conoce como Psiquiatra, a mi me gusta decirle mi loquera favorita. La primera consulta fue a domicilio y hasta pude platicar las cosas que considero que están mal en mi cabeza por falta de litio, acompañado por un lindo burbon y unos cuantos humeantes tabacos. 

Todo está bien, mi platica fluía, mis complejos salían con cada trago y a cada bocanada me daba un poco de claridad mental. Pero todo se interrumpió con ruidos extraños, mismos que provenían del vecino del departamento de hasta bajo: ¡HUrrr, ufff¡, ¡Pues me vale yo soy bien desinhibido¡. Eran los sonidos que salían del cubo de los departamentos. Al asomarme para ver que carajos le estaba pasando. Mi miraba se topo con dos tipos en pelotas platicando de lo más tranquilo. A saber, que carajos hacían mi vecino con su amigo en pelotas, platicando al frio de la brisa nocturna chilanga. Pero lo que si se que paso es que me dio pena, vamos una cosa es tener visitar con tu departamento hecho un autentica zona de guerra y otra es que tus distinguidas visitas se chuten la vida sexual de tus vecinos o sus costumbres extrañas. 

En fin hay estamos, en el principado de Tacubella. Con todo y sus habitantes salidos de los más extraños cuentos de ficción.   

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