La noche se pone fresca, y yo me siento en la cornisa de mi ventana dejando que unas cuantas gotas de lluvia acida distraigan un poco mis ideas, un rompecabezas a medio armar en la mesa de noche, un par de torgas hambrientas, la televisión me vende las noticias del día a día, nada sorprendentes pero muy atemorizantes, un cenicero a medio llenar con colillas retorcidas me recuerdan un pensamiento simpático de dejar la nicotina y al alquitrán por las lechugas y las espinacas. Las ganas me llenan hasta donde está y con suerte hasta podre robar un par de besos.
No sé si sea una clase de debilidad extrañar mucho a una persona, contando los días para verla otra vez y ser estúpidamente y cursisimimante feliz, es lo que hace que el mundo gire a mi punto de vista la fuerza de los enamorados.
Ahora no puedo dejar de pensar en los riesgos de esto de tener a todas las monarcas borrachas en las tripas y saber que necesito a una humanidad a mi ladito. Pues es muy sabido que solo los idiotas se enamoran. Es un estado físico mental muy parecido a la intoxicación por tomar las dos últimas copas de más.
Es triste ver como personas intoxicadas por el veneno de Cupido arrastran su dignidad ante el objeto de su deseo, caen en lo ridículo pues la falta de amor propio trae como consecuencia que las personita que quieren se alejen ante ese espectáculo digo de un programa de televisión de esos tipo Cristina. Hay que entender que si no tenemos dignidad no somos atractivos sexualmente esto se aplica tanto como para caballeros como para damas.
Por ahí me recordé que en la boda de mi hermano, había dicho que el verdadero amor no humilla, por lo tanto no hay que humillarse ante la necesidad de compañía, la soledad es mala consejera pero también si la sabes seducir puede ser una gran amante.
En fin con el riesgo de sentirme vulnerable, aquí estamos sobornando a los sentidos, quedando mal con amigos, y sabiendo que estoy despertando gustando estar acompañado por lo menos en las ideas.
Por favor sea Feliz.
Atte
S y B
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