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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







jueves, 26 de mayo de 2011

Se me cae un Pun


No hace mucho trabajé en un despacho de esos de re nombre, un lugar elegante lleno de junior y abogados con alto prestigio. 

En los primero días de trabajo, uno de los socios que en el mundo de las horas facturables en billetes americanos son tratados y considerados como vacas sagradas, ingresó a mi oficina para entrevistarme sobre alguna encomienda legal. Cuando de de repente un olor un poco fétido ingreso a mi nariz. Mi discurso legal fue interrumpido, pues realmente el olor me desconcentro pues mi pequeña oficina quedó con un olor de ultra tumba.

Lo mire a los ojos a la vaca jurídica sagrada y su mirada lo delató, había sido el que por un acto de autoridad se le había caído un pum en mi pequeña oficina, tenía que disimular no le es permitido a un soldado raso como yo, exigirle a un general que evite que se le caigan los punes en público y máxime cuando tienen olorcito a garnacha de cueritos.

La plática continuó, una disertación sobre alguna actuación procesal dentro de un juicio bastante importante, misma que fue suspendida por un sonidito   agudito, en efecto mi querido lector a uno de los socios importantes se le escapó otra alma de un frijolito procesado, levanté la mirada de los papeles y vi en el rostro del abogado un mira retadora, sin palabras me decía “mira jovencito este es mi despacho y como es mío  yo me puedo echar punecitos y tú tienes que disimular y fumártelos completito. ok  

No me quedó de otra, en la cadena alimenticia de la jungla de los despachos yo era el pez chico. 

Al día siguiente con mi escrito de demanda terminado me presenté a la oficina de la vaca sagrada, habría que checar la estrategia procesal. No sé realmente de donde saque valor, no para plantear mi estrategia jurídica, si no para que me cayera ahora a mí un pun. Se me quedó viendo fijamente a los ojos como diciendo “a te has atrevido”. Pero no hubo palabras, proseguimos con lo del trabajo, pero ahora el se le caen un pun, cruzamos la mirada como dos leones marcando sus territorios.  No podía dejarme intimidar tenía que demostrar que le tenía respeto más no adoración a sus investidura jurídica y con todo el esfuerzo logre otro pun. El tono de platica se relajó nos dos nos reímos a carcajeada limpia. “Bueno licenciado su demanda está muy bien, sólo hay que cambiarle esto por aquello y listo, pero lo que no está nada bien es que venga a mi privado a echarse los gases de sus digestión”, mi respuesta: “Bueno licenciado como usted ayer fue a mi oficina con los mismos poemas digestivos, supuse que son gestos de cariño que se acostumbran en este despacho”. Más risas, invitación a comer y de ahí en adelante nos hicimos muy buenos amigos, el me enseñaba todos sus trucos jurídicos resultado de todos sus años de experiencia.

Unas semanas después me confesó que si no hubiese sido por lo pedorros que somos, no hubiésemos sido amigos.

Lo que me lleva a recomendarles, que en una situación en donde exista un cierto temor reverencial, si el reverencial te grita, tu grítale más fuerte, si le cae un pun pues bueno ya tome usted sus propias conclusiones.
 Buen jueves
Atte
SYB  

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