ACOMÓDATE

Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







martes, 7 de diciembre de 2010

Uno no sabe cuando el diablo va y se pone de tu parte.

El título es de tomado sin licencia de Joaquín Sabina, pero es literal a todos nos pasan historias que son dignas de ser contadas, y como no quiero que se me olviden, es mi obligación platicarla. O presumirla.

Un lunes de esos que no pasa, me pasó de todo, salimos del despacho un gran amigo y yo, en esa época de mi vida, yo cobraba en dólares americanos por hora, no mi querido lector no prestaba mi servicios como señorita de la vida galante, estaba integrando las filas de los sicarios corporativos, prestando mi servicios como abogado en litigios de empresa.

Cansado de aquel lunes, pues había realizado una peregrinación por todas la catedrales de la justicia de nuestra querida tierra de la torta de tamal y el chapurrado. Cuando de las neuronas salió la idea de comer un poco de comida americana y hacerla resbalar por el esófago, con el néctar de los dioses egipcios, la legendaria cerveza. Llegamos al pub, uno de mis lugares favoritos para este tan prestigiado menú.

La noche de ese lunes corría como tenía que ser, sin novedad. El lugar medio vacío, las hamburguesas generosas, con su debida dotación de papas a la francesa y un toque coqueto de queso con jalapeños, estaban haciendo su trabajo bastante bien. La plática se centraba en una sola palabra, “Factura”, “horas facturables”, “asambleas ordinarias” “me los voy a chingar”,” "Ya nos chingaron”, la plática jurídica era interrumpida de vez, por los acordes musicales de alguna agrupación inglesa, que hacia la cenita un poco más jovial.

Acto seguido y de la nada, aparece con todo su esplendor el diablo, vestido de mujer, una señorita cuyo nombre no me acuerdo bien, pero su apariencia no la quiero quitármela de los sesos. Realmente se veía muy bien y en cinco minutos, dicte mi sentencia :“no te ha de pelar”, viene con un tipejo, y es lunes ósea que déjala de ver por aquello de no molestar. Pero los dioses me tenían preparado otra sorpresa, cuando el capitán de meseros le da a este diablilla y al tipejo, la mesa justo a un lado de nosotros.

La cena continuo menos jurídica, pues después de ver aquel ejemplar de mujer, mis neuronas estaba en otro lado, bueno estaban en la mesa de un costado. Pero cuál fue mi sorpresa cuando si yo esperarlo, un grupo de niñas de esas que hablan ingles, y que en su país les dicen que no existen los mexicanos rubios, y que si se topan a uno, tienen que verlo con cara de fuchi hueles feo, arribó. Pobre de mi amigo estaba súper metido en sus horas facturables, yo estaba súper metido en la idea de que si había cortado hace dos semanas, y si la vida me llevo a un Pub la noche de lunes para ser testigo de que las niñas guapas también salen en lunes, no lo tenía que desaprovechar.

Fui al baño dos veces, sin tener ganas, pues la mesa de las americanas, estaba justo a un lado del baño, buscando esa señal, esa estúpida señal, de ven a la mesa, invítame un trago, dime cosas románticas, dime mentiras, pero ven a la mesa ¡ya¡. Mi búsquedas de señales terminaron cuando el gentil hombre que atiende el baño, se me quedo viendo con una cara de: “Esta padre tu diabetes, o de plano estas usando drogas.”

Derrotado me senté en la mesa, mi amigo estaba devorado otra hamburguesa, con el mismo temita, las horas facturables de los socios del despacho, tema que no era de mi interés pues una cosa era lo que las vacas sagradas cobran y otra los restos de los mortales abogados.

De repente las señoritas se paran de la mesa, mi ojo de halcón se percata que no se llevaron sus bolsas, solo unos tabacos. Es aquí cuando a uno le me da ser un fumador, y le da gusto la maldita ley antitabaco, pues salir a fumar da oportunidad de un acercamiento, claro tienes que llegar con alguna frase simpaticona, no con él me prestas tu encendedor o me regalas un cigarro.

Mi idea fue fingir que no serbia mi encendedor, y mi actuación fue tan buena, que efectivamente se ofrecieron a prenderme el mío. De ahí la plática se dio solita natural, pero cuál fue mi sorpresa que eran una ecologistas empedernidas, fanáticas de los temas verdes y como yo no soy fanático de eso, las deje. Es más corrí a mi mesa. Que el tema no había cambiado nada, ahora estamos en las horas facturas de un año.

Mesero la cuenta, fue mi reacción, cuando de la nada. La diablilla interrumpió mi orden, con una pregunta. ¿Cómo, ya te vas?, mi ojos de sorpresa se fueron directo a la cara del tipejo, yo con telepatía quería decirle: “maestro soy muy respetuoso, no me meto con las niñas que están acompañadas, ¿Pero te das cuenta que ella me está invitando?”

No lo podía creer, le guste a la diablilla, vente tu a saber porque. Y tampoco estaba dispuesto a investigar. Nos invitaron al Bar Bar, si aquel mágico lugar que dos meses después fue legendario porque a un jugador del América, también se le apercibo el diablo pero a él si le regalaron un plomazo en la cabeza. Total me subo al coche del tipejo, y la diablillo , mi amigo antes de que pasara eso me dice “cuidado te van a secuestrar”, yo con esa gran mete que Dios me ha regalado, contesto :“ de que me secuestren unos naquitos, a esta señorita, me voy con la señorita”

En el coche fue, música y risas, llegamos al Bar Bar, y una botella, baile con la diablita que sabia bailar bastante bien, más rones, más música, el tipejo hablaba con uno personaje que se pintaba para alguna orden de aprehensión, o un boletín del Interpol, no le di importancia. De repente apareció en la Bar, otro tipo, de esos forniditos, de buena apariencia, pero sin neuronas en la cabeza. Ósea un buen modelito.

El modelito y la diablilla me dejaron botado en la bara del Bar Bar , ya que eran la madrugada del martes, yo estaba ahí rodeado de extraños en un lugar extraño, pues a platicar con el personal del bar, doy una plática magistral sobre algún tema de interés para trasnochados.

Cuando de repente la diablita sin decir nada, me tomo por la corbata, y me planto un beso, de eso que hacen que los calcetines se te enrollen, acompañado de unas palabras que te retumbaban en todas las tripas, fue algo así como “No te das cuenta que me encantas”. Después de esa mágico besos, mi instinto de protección prendió todos las señales de huida, el modelo hablaba con el fichado por la Interpol, el tipejo también me vio con una cara de no sabes lo que has hecho, yo con disimule. Le pedí a la diablita que si no quería salir por unos tacos. Ella me negó el taco, no el de ojo, sino el de al pastor, fue cuando me preocupe y sin decir nada me escape en un taxi con dirección a mi casa.

Llegando un poco borracho, un poco asustando, muy contento por aquel beso. Pero eso si tres horas después estaba facturando horas, con cara de idiota por el beso, tratando de recordar el nombre del la diablita. Y con una cruda de la chingada.

Se despide de usted esté tan de usted y tan de nadie, Sexy y Barrigón.

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