Un fin de semana bastante extraño,
viernes de mezcaleria. Clandestino, sin más afán que no fuera sentir como el
alma absorbe los grados de alcohol del mezcal. Lleguè solo en espera de mi
amigo, los cinco minutos más éntrenos del viernes.
Sin entender esta sensación de llanero solitario que siempre
pasa cunado llegas solo a un lugar y te sientes observado. Las miradas de los
extraños se te clavan en el cuerpo como si fueras un fenómeno de circo. La
verdad de las cosas es que a la concurrencia el importa poco o nada si llegas
solo o acompañado, pero mi humanidad no esta diseñada para la soledad y menos
para el sentimiento entupido de estar siendo observado.
Sombrero negro de solapa generosa esconde
mi mirada de ojos extraños,
enciendo un tabaco recargado en la pared. Realmente seré un Psicópata, el
maldito test de Internet lo dice, de diez puntos posibles obtuve ocho. Peligro
para los demás, Un Psicópata podrá ser sabedor que no le llega agua al tinaco,
o que su neuronas carecen de algún aislante electrito que provoca ciertas
conductas anormales. Dos gorditas
se apropiaron de mi lugar en la barra, me molestan, me molesta que platiquen de
sus problemas, calentando una cerveza por dos horas, solo quieren platicar, porqué
no se van a un café, porqué hoy en mi barra. Tranquilo saico, todo esta bien no digas nada, se tolerante, me dice mi Pepe grillo.
Acto seguido llega un rufián con una chamarra de mezclilla
deslavada, pelo negro grueso y
rizado, mi falta de amor por el prójimo provoca una larga risa. Esta ahí la
mala copia de Laureano Brizuela, intentando ligar a una contemporánea. Me juro
a mi mismo que si me veo igual de ridículo ligando lo hago nunca más. Respeta
el derecho de existir de los demás me dicta el mezcal.
Por fin llegó mi amigo acompañado de un
sequito de intelectuales, todos estudiantes de letras, todos caminando en una
cierta nube de arrogancia, hablando de Marx, hablando de la poesía de aquel o
de este. Fui lo más honesto que se puede ser con extraños, jamás mencione mi
nombre, ni a lo que me dedico para poder comprar tabaco.
Tenia la mala copa de extraños, me
estorbaba las personas, estaba realmente hostil con le genero humano, sin
importar su sexo, su edad o la cantidad de ideas brillantes que salían de sus
bocas o la cantidad de dinero que pueden generar. Y aun así con mala copa y tan
hostil como Sadam en sus años mozos.
Una intelectual intentaba
ligar con mi humanidad. Mi cabeza le gritaba: No me hagas perder el tiempo, no
me importan tu risa, tus años, tu manera de llevar la vida, no me interesa
darte un beso, vamos siendo honesto si te hubieras muerto de chiquita le
hubieras hecho un bien a la humanidad. Pero la prudencia detuvo esas ganas de
provocar un suicido a la autoestima de la damisela. Mi hastío por la sociedad
estaba a flor de piel y antes que me pusiera más pedantito, decidí por el bien
de la humanidad escaparme del lugar.
Al despertar del sábado,
sentía como dos talaros entraban por mis orejas, la luz era insoportable, la
cabeza me quería explotar, era oficial estaba sufriendo la migraña más
asquerosa , no puede hacer otra cosa que quedarme en cama todo el día, mi mala
salud de hierro me estaba castigando. Ya entrada la tarde de ese sábado de chico migraña solo puede ver una
película y rogarle a Morfeo me llevara pronto con el.
Hoy me levante con el síntoma de mucama
educada, limpie toda la casa, todo quedo limpio, planche todas las camisas y
pantalones. Posiblemente mate las neuronas Psicópatas que tenia. Hoy es Domingo
y hoy quiero cambiar. Me darás chance linda sociedad.
Ana Paula Telleria dice: ..."el síntoma de la mucama educada" jajaja buenazo, me pasa seguido :) beso!
ResponderEliminarMarianna Gallo Korkowski dice: Mi jelups!! Y esoooo!!??? Tu d limpiador!! Como???? Bendito seas mezcal!!! T quiero wero desabrido
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