Un día de esos de suerte los
santos que habitan el mundo de leyes, dispusieron que conociera al Lic. Escobedo.
No puedo jactarme de conocerlo, es más para ser honesto solo le ha hablado con él
en una ocasión, pero aquello que dice: “por sus frutos los conoceréis”, es totalmente
cierto, este Don Juan de la Ley tiene muchos críos yo solo tengo la fortuna de
conocer a dos y los dos son grandes amigos de este tan de usted y de nadie
sexy y barrigón, el buen Peter y la
chula Beatriz , los dos son distintos pero los dos mantienen el sello de
calidad de la familia, por lo que deduzco que el jefe de la tribu ha de ser
buena persona por la calidad de hijos que presume.
El día que lo conocí vi muchas
cualidades que quiero tener para ser abogado . El problema es que a él le sale
muy natural ser vaca sagrada del derecho, yo en cambió tengo que morderme un kiwi
y apretarme el otro para quitarme lo buey de leyes. Y no lo digo por los conocimientos
jurídicos, cualquier imbécil puede memorizar artículos, cualquier estúpido pude
saber cómo buscar jurisprudencia y sobre todo cualquier ñero puede tener la arrogancia
de los jurisconsultos, sean de extracto social que sean. Pero este Don Juan de
las leyes tiene trato, ese trato difícil de conseguir hacia los demás. En una
hora aprendí más de política y humildad que todo lo que se me recetó por parte
del Opus y los Lefrevistas. No tengo palabras para expresar todo lo que vi
en esa sala de juntas, lo más parecido a la realidad seria envidia, de la buena
dirán. Sea como sea, da gusto toparte en este mundo de abogados mamilas con
aquellos que son realmente abogados.
Si el tema son las vacas sagradas
jurídicas que mi humanidad ha tenido el privilegio de conocer tampoco podría dejar
de hablar del buen Javier Aguilar. En un mes que me tocó hacer demandas con él,
platicar de leyes y sobre todo esas comidas en los tacos más rascuaches de todo
Polanco. Aprendí que: No es lo que sabes, si no lo que puedes probar. Que con
clase se ganan los juicios pero sobre todo con respeto, respeto hacia la
contraria, respeto hacia los jueces que no siempre saben de derecho y están ahí
porque les toco. Pero el principal respeto que se debe tener si quieres ser
abogado es respeto a ti mismo. Jamás lamerás botas, jamás te rindas aunque tu
contraria sea el mismo hijo de Dios.
En fin, se nos acusó de querer hacer un
despacho los dos y robarnos clientes. Cuestión que fue falsa, nunca llené los
zapatos para estar a la altura de esta vaca sagrada. Pero si me lo hubiera
propuesto lo hubiera hecho con todo el gusto del mundo sin la necesidad de
robar clientes porque a Javier lo que le sobran son almas que quieran ser
representadas por él.
Otra de mis vacas sagradas es el
buen Gustavo Gomez Dominguez, gran amigo y maestro. Una lástima que la
escuelita parroquial nunca aprovechó todo ese potencial que detona cuando habla
del derecho positivo vigente en un salón de clases. Si por mi fuera lo hubiera
nombrado no solo director de la Carrera de Derecho lo nombraría Rector de la
Universidad. Este abogado tiene una capacidad mental y de compromiso que ya
quisieran los abogaditos pipiris que han desfilado como directores de carrera.
En fin hoy levanto mi whiskey por estas tres vacas jurídicas sagradas para este
que les escribe con cariño y respeto.
Gaby Gutiérrez dice: Yo tambien levanto mi whiskey por el que abogado que conocemos en común: Gustavo, y por algún día lograr tener alguna de esas cualidades que señalas de esos tres honorables abogados! Saludos!
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