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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







martes, 22 de noviembre de 2011

Bienvenidos a mi estúpida vida.


Entrando a un etapa extraña en mi vida, sintiendo cómo las olas de problemas se estrellas contra mis huesos incrustados de nicotina. Mi barca se me llena de agua. Y por situaciones extrañas, nunca me he ahogado en las arenas movedizas del pantano de mis malas decisiones. Vamos tomando un día a la vez, soportándome una carga al día. 

Toda la mañana pensando, si debería pedir perdón a todos aquellos que he ofendido, que he defraudado. Pedir perdón por las lágrimas corridas por mis patanerías, por confundir sentimientos, por decir palabras bonitas que arrebaten besos y aplausos, por proteger mi ego ante la opinión pública. Por ser como soy, tan humano y tan demonio. Tan rodeado de todo y lleno de nada, en estado perpetuo de la búsqueda de mi pequeño pedacito de gloria terrenal. Si de algo sirve pido mis más sinceras disculpas, con la promesa de equivocarme una vez más.

Unos han nacido para la grandeza, otros nacieron para morir, sin saber la diferencia entre vivir y sobrevivir. Llevo mucho tiempo ocultando muchas cosas, entendiendo perfectamente la condición de humanos  y si solo me estoy enfocando en hacer las cosas mejor ¿Cómo es que siempre salen peor?.

Bienvenidos a mi estúpida vida. Una pesada malla con piedras de incomprensión: Cansado de sentirme subestimado, sintiéndome menos y la piel apuñalada por las cosas que quiero. Paraqué llenar mi esencia con odio, si odiar en un juego muy cansado de jugar. 

Soy todo un caballero de treinta pico años, una caricatura de lo que debería de ser. Ya sé tomar y fumar comportándome como un buen ejemplar de la vida silvestre, domesticado para la atracción de las miradas curiosas de los extraños. Tengo asegurarme que todo esto termine de una vez.  La vida se me va en un instante y tengo que saber qué hacer para no perder más mí tiempo. 

Dejar de criar golondrinas en mi cabeza, perseguir un sueño que me haga vivir en paz, encontrar mis ideas olvidados en alguna barra de un bar barato. Porque, para saber que hay en mi cabeza podría esperar para siempre.

De qué me preocupo tanto en la introspección, si esta un tal Padre Maciel que me hace ver sentir con todas mis estupideces cotidianas, con mi falta de autoestima, con mis faltas al amor del prójimo. Como una estupenda personita.

No se me aguite banda, que siempre habrá personas más malditas y más idiotas que tú. Sean ustedes, equivóquense mucho, pidan perdón mucho, enamórense todos los días. Que al final de eso se trata este milagro de estar vivos.
Ahí se me cuidan mucho y sobra decirles que tienen estrictamente prohibido morirse.

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