Entrando a un etapa extraña en mi
vida, sintiendo cómo las olas de problemas se estrellas contra mis huesos
incrustados de nicotina. Mi barca se me llena de agua. Y por situaciones
extrañas, nunca me he ahogado en las arenas movedizas del pantano de mis malas decisiones.
Vamos tomando un día a la vez, soportándome una carga al día.
Toda la mañana pensando, si debería
pedir perdón a todos aquellos que he ofendido, que he defraudado. Pedir perdón por
las lágrimas corridas por mis patanerías, por confundir sentimientos, por decir
palabras bonitas que arrebaten besos y aplausos, por proteger mi ego ante la opinión
pública. Por ser como soy, tan humano y tan demonio. Tan rodeado de todo y
lleno de nada, en estado perpetuo de la búsqueda de mi pequeño pedacito de
gloria terrenal. Si de algo sirve pido mis más sinceras disculpas, con la promesa
de equivocarme una vez más.
Unos han nacido para la grandeza,
otros nacieron para morir, sin saber la diferencia entre vivir y sobrevivir.
Llevo mucho tiempo ocultando muchas cosas, entendiendo perfectamente la condición
de humanos y si solo me estoy enfocando
en hacer las cosas mejor ¿Cómo es que siempre salen peor?.
Bienvenidos a mi estúpida vida. Una
pesada malla con piedras de incomprensión: Cansado de sentirme subestimado, sintiéndome
menos y la piel apuñalada por las cosas que quiero. Paraqué llenar mi esencia
con odio, si odiar en un juego muy cansado de jugar.
Soy todo un caballero de treinta
pico años, una caricatura de lo que debería de ser. Ya sé tomar y fumar comportándome
como un buen ejemplar de la vida silvestre, domesticado para la atracción de
las miradas curiosas de los extraños. Tengo asegurarme que todo esto termine de
una vez. La vida se me va en un instante
y tengo que saber qué hacer para no perder más mí tiempo.
Dejar de criar golondrinas en mi
cabeza, perseguir un sueño que me haga vivir en paz, encontrar mis ideas
olvidados en alguna barra de un bar barato. Porque, para saber que hay en mi
cabeza podría esperar para siempre.
De qué me preocupo tanto en la
introspección, si esta un tal Padre Maciel que me hace ver sentir con todas mis
estupideces cotidianas, con mi falta de autoestima, con mis faltas al amor del prójimo. Como una estupenda personita.
No se me aguite banda, que
siempre habrá personas más malditas y más idiotas que tú. Sean ustedes, equivóquense
mucho, pidan perdón mucho, enamórense todos los días. Que al final de eso se
trata este milagro de estar vivos.
Ahí se me cuidan mucho y sobra
decirles que tienen estrictamente prohibido morirse.
Miriam Fernandez dice: Precioso
ResponderEliminar