¿Yo el escritor?

Inicié una novela de terror, mis primeras páginas son una violación tumultuaria a una señorita de esas lindas, eso me gustó, me dio terror. Porque el terror no es aquello de los mostros, vampiros y cuanto personaje místico nos pone en las pantallas de cine, que el demonio volador, la Elba Esther, no para mí el terror es el género que te narra lo que te pude pasar a ti.

El acecino serial, el secuestro, el comandante Kilo, Hacienda y esos casos a los que todos estamos expuestos simplemente por el hecho de habitar esta jungla de concreto, eso si que da miedo.

Pero como siempre pasa o como me pasa mejor dicho, al entrar a una librería me tope con una novela de terror y zacapum me he clavo en ella, y lo más triste del asunto es que más o menos se parece a la trama que quería escribir. Es como cuando escuchó un estribillo del Sabina y me lamentó que no fui yo quien lo inventó. Pero ha como los he utilizado en mis vidas pasabas ese acomodo de palabras en los bares para robarme un par de besos alguna señorita popera que no conozca las letras de Sabina. Eso eran otros tiempos, ahora disfruto de los bares sin esa ansiedad de robar besos.

Por lo tanto me vi en penosa necesidad de cambiar el género, ahora la historia del mago niño de lentes me ha inspirado a hacer una trama infantil de la cual hagan millones para comprar mi yate,¡ hay mi yate¡ ya le tengo hasta nombre “el ñero”, pero no pude salir de esta era una vez. Escribir para niños es lo más difícil que uno puede escribir. Por lo tanto también lo dejé a un lado .

También he buscado la manera de hacer calzones, ahora que soy dueño de la marca Sexy Y Barrigón para ropa interior, pero no me ha dado la voluntad para clavarme en investigar el mundo de la maquila. Y ser el zar de los chones para caballeros que nunca saldremos en revistas de belleza masculina. ¿Apoco existen?.

Cada que le pongo azúcar a mi café, me acuerdo de aquella mágica idea de mi agitador con el endulzante integrado. Bueno una idea más. Como las miles que se me ocurren todos los días.

Maldita inventiva de qué me sirve si soy tan torpe como un quinceañero, tratando de quitar unas bragas femeninas.

Lo que soy es un abogado de esos caros, con inventiva, con conocimiento cierto de las cosas por sus causas, con la imaginación de ver los problemas a futuro. Con corazón para no llevar juicos familiares, sé resolver problemas y también darlos. Cada día leo cosa jurídica por aquello de no empolvarme. Pero será que estaré condenado a ser abogado de esos de corbatita.

Cómo dejar a un lado el motón de bosquejos en tengo para mis próximas esculturas, todo un mundo de arte objeto. Que poco a poco unas toman forman otras se quedan ahí en espera de que las descubra en algún tianguis de pulgas.

Tal vez sea que ando en mi época de quiero ser vagabundo, o ser un fundador de un municipio nuevo donde no tengamos los males de la sociedad mexicana. En fin quiero ser de todo y nada. Para que me atormento, solo hay que aterrizar alguna buena idea. .

Quiero dejar el estilo cursi meloso que les he recatado últimamente para hacer esos escritos que hacen reír, que al parecer son los que más me gusta escribir y más cuando tiene algo de cierto y algo de inventados.

Las musas son unas cabronas, siempre me abandonan cuando quiero coquetearles y cuando no las quiero pelar las muy putonas me invaden con ideas para escribir.

Haciendo oficio, dejando sueños, aferrándome a otros voy como un barquito de papel en la caudal de los ríos que se forman en las banquetas.

Con Cariño me despido querido lector, por cierto si una persona no sabe cuáles son sus defectos es un imbécil o un hipócrita del que debes desconfiar como de los que no toman su copita en tu cumpleaños.