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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







martes, 20 de septiembre de 2011

UN DEMONIO CON BUENAS INTENCIONES


El género literario que tienes entre las manos, no tiene estilo ni vanidad.

Inició como inician las cosas que no tiene sentido, condenado al anonimato, a ser una entrada más en este blog que forma una parte del universo online que está disponible para los huerfanitos de cariño.

Por costumbre y por terapia psicológica escribo sin saberlo hacer, escondido en la penumbra de la buena redacción. Pero lo hago con el corazón entre los dientes.
Es complicado ser escritor cuándo en tu naturaleza hay un esqueleto que no le cuadra el cuadril de la intelectualidad y no por falta de ganas, sino por ser de eso tipos con capacidades diferentes. Por no decirme imbécil.

Cómo se escribe el ruido de la lluvia cuando el cielo está explotando, ¿Sé puede decir? “Afuera llueve a mares y lo único que quiero es mojar mi soledad con mezcales”.
 Dos horas para escribir es mi auto disciplina, impuesta por necesidad de escribir un poco mejor y llenar mis venas con ego. Al final ya veré como repartir las veinte dos restantes en las actividades del castrante día a día.

Será que tengo un nuevo pasatiempo. Le apostaría más a la adquisición de un nuevo vicio. Convivo con personas afectadas por esta enfermedad incurable de tomar cuartillas en blanco, para dejarlas llenas de sentimientos con historias.  Y no dejó de ser Invadido por la envidia generada por aquellos que saben regentear palabras, cuando a mí cuestan tanto enseñar lo que me queda de alma.

Puedo aprender a morir, viajar al infierno y regresar. Todo antes que rendirme, por lo tanto aquí seguiremos intentando que el teclado de buenas líneas que publicar.

Soy buen tipo o por lo menos lo parezco, y me siento como un gato verde metido en un cajón. Todas mis palabras, todo mi rencor eran miedo con disfraz de dignidad. Ahora veo muy clara mi verdad mientras fumó mi tabaco mojando mi garganta con café.  No soy un Ángel en todo caso un pecador muy estándar hablando como imbécil a la almohada. Un demonio con buenas intenciones y ganas de vivir para siempre, hasta el día de hoy he llevado este propósito en buenos términos. Maldito insomnio déjame dormir ya..

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