La verdad es que salvo las mujeres, nadie sabe nada de mujeres

Lo siguiente, es una más de las estupideces, que me han despertado un domingo cualquiera a las tres de la mañana.

En resumen, las mujeres pueden jugar muchos roles, por pura genética, ya que son a la vez: Obrera y Reyna, cisne y leona, mamá gallina y viuda negra. La cosa fue que el sábado me mandaron de hit, a pelar papas.

Lo sé, algo mal he hecho, el problema es que no sé bien por qué. La verdad es que salvo las mujeres, nadie sabe nada de mujeres, siempre serán para mí un misterio, y que bien ya que los misterios siempre me han gustado y más cuando andas a tientas.

Pero no es problema, siempre he sido bastante malito en ese arte del ligue, total a la hora de analizar mi situación. Entendí que no soy un modelito, ni soy de los 10 actores cotizados de Telemundo, lo más seguro es que estoy en la categoría de lo más normal a medio normal, como todos los del montón ¿no?

Y aunque acepté el “no” de la mujer, y me derrumbó porqué estaba flacucho sentimentalmente, tampoco es que ando tan necesitado de cariño, sólo quería sentirme vivo. Total no se pudo.

Pero me gustó, salirme del montón fui lo que soy por lo tanto, me escapé de la norma, porque sé que ahí está el desarrollo de ser diferente y original. Y ahí confió que está el éxito, sé que no le voy a gustar a todo el mundo porque no soy guapo ni simpático, a quién le guste será porque nuestros corazones son afines, y al carajo lo que hace todo el mundo, estoy definiendo mi propia personalidad para apostar en ella.

Y aunque no soy un fornidito, tampoco soy de eso machitos prepotentes, y estoy trabajando en la capacidad de aceptar retos vitales profesionales, cuál será el final del sexy y barrigón, en eso andamos. Quiero a mi familia y a mis amigos, pero también actúo con libertad y si encuentro a la mujer de mi vida será lo más importante, sin ser el perro faldero que me gustó ser. Porque siempre hay ser independiente, hay que tener los propios espacios y tiempos.

Y claro la señorita se dio su espacio y su tiempo, que maldita.
Saludos.

Al día siguiente me gasté la vida encendiendo cigarros