lunes en la mañana.

El programa de televisión anuncia la hora de empezar labores. Maldición, los cinco minutos extras se han convertido mágicamente en media hora más de sueño. Lavarse los dientes, lavarse el pelo, lavarse el culo, lavarse el aparato, contarme los dedos. Maldigo todo en este día. Hubiese sido mejor quedarme a dormir, tengo tanto hastió que no lo puedo expresar en palabras. No hay que tomarse en serio uno mismo, sino corremos en riesgo de entrar al filo del suicidio. Gracias a la esperanza de que algo suceda de la noche a la mañana, que haga la vida soportable muchas personas siguen vivas otras lo hacen porque el homicidio es ilegal.  

Nada de qué preocuparse, nada que no se pueda resolver, el planeta está lleno de personas pobres y de estos el noventa por ciento somos imbéciles. Si no lo fuéramos habría revoluciones cada dos días pero no, siempre albergamos el sentimiento de cambio inmediato, cambio sin dolor como los informerciales que prometen un cuerpo escultural sin derramar una sola gota de sudor. Mentiras dadas a fututo que buscan tranquilizarnos el miedo. Benditos sean los pobres que juran que su miserable vida ha de cambiar mañana, porque por ellos el mundo no está ardiendo en llamas. 

Me molesta que el miedo a perder sea mayor que las ganas de ganar, es ahí donde esta toda la diferencia entre vivir y sobrevivir. Apostarle al éxito, el miedo se alimenta de miedo y por mí que se muera de hambre. ¿Porqué? las cosas que me gustan, son las mismas que me están hundiendo.

Dentro de poco voy a mirar hacia atrás y le dedicare una sonora carcajada a todo esto que hoy considero problema. Por lo tanto todo el sufrir no es más que otra manera de perder tiempo, y que bueno que un beso le da sentido a todo. Y solo por hoy no voy a pensar en lo que está por venir? Porqué, porque nunca podría ocurrir, me auto pendejiare con la inexistencia del futuro.

No espero a ningún redentor, solo soy un tipo que se queja los lunes por la mañana, pero seguire adelante incluso cuando no existan señales milagrosas. Acabando de cumplir mis 31 puedo decir que es una época difícil para mí.

Y no me preocupa que nunca vaya a tocar las estrellas porque las estrellas pertenecen al Cielo y es en la Tierra donde estoy. ¿No te sientes feliz por estar vivo? cualquier cosa es posible.