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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







jueves, 6 de octubre de 2011

Adopten a un Hippie y enséñele que el jabón no mata.

Aunque mi mamá y algunas visitas no lo puedan creer mi cuarto se desordena solo, tango una capacidad envidiable para desordenar un espacio de tres metros cuadrados con el simple hecho de pisarlo, como por obra de magia inician a aparecer pantalones en el suelo, zapatos divorciados, calcetines viudos, estalactitas de cigarro a un lado de mi cama y todo un caos desorganizado.



He tenido mucho problemas con personal que habita el mismo espacio que yo por ser un despistado y irrelevante hacia el respeto de dejar las cosas en buen estado para que el próximo que entre las encuentre bien. El querido pariente y mi Biógrafo fueron víctimas de este gran defecto que porto desde que he nacido.



Pero no hay puerco que no le toque su San Fermín, una vez que han salido de la casa mis víctimas preferidas, me tocó sufrir mi mismo mal pero en potencial al infinito.

Antes dejaba dos platos sucios en la cocina, ahora si no tengo cuidado aparece toda la losa pegada con el cochambre de comida para Hippies. Antes dejaba un poco mojado el piso del baño por no poner bien la cortinita de la regadera, ahora cuando entró en las mañanas me siento Jesucristo caminando sobre las aguas, antes dejaba mi caminito de cenizas desde la entrada de la casa a mi cuarto, ahora hay pelo de perro en cada rincón de la escalera lo suficiente para hacer un abrigo.

No me molesta el desmadre siempre lo he sido yo, un desmadre en casi todo. Pero vamos no puedo darle la espalda a los gritos que mi pobre casa dice en silencio.



Antes tenía una Ada Madrina llamada Lucia, ahora no tengo a nadie que me ayude en esas tareas domesticas y todo lo anterior porque antes vivía con un fotógrafo y un poeta. Hoy vivo con Hippies a la ultranza, que son buena compañía pero muy sucia compañía. Y que lo diga yo que me apodaron el sucio alguna vez, denota el problema que tengo en casa.



Por lo mismo ahora trato de ser tolerante con los Hippies como lo han sido conmigo buenas almas que soportaron mis desmanes domésticos. Antes llegaba a casa a tomar un vasito con whiskey, ver la televisión y listo. Ahora no se puede hacer. Tengo que lavar platos, trapear el piso para que esta horda de de trapos sucios y sandalias de pelo largo y barba con su olor que ya no se aguanta. Hagan otra vez más la suciedad en casa. Tengo que poner instrucciones en rastafari para que se ponga el papel del baño en donde va, y no encima del depósito de agua como lo hacen en los baños de las gasolineras, y el papelito usado amigo Hippie va en adentro del escusado, no dejarlo en sesto de favor.



Siempre supuse que no era lo suficiente fresa como mis amiguis y podría decir que comulgaba más con esta onda de amor y paz. Pero no es ni amor ni menos paz lo que los Hippies dan. No me gusta nada el Thai chi, no soporto los gurús tampoco ese cuidado a la naturaleza que tienen, cuando no se le ocurre comprar un shampo para cuidar su propia greña. Ni levantar los kilos de pelo que se quedan en la regadera, el amor a los animales está muy bien pero amigos Hippies hay que levantar la mierda del perro que habita con nosotros. No hay un Raggae que hable de ser un poquito procurados con los olores amargos que salen del cuerpo después de dos días si tocar jabón, en fin el que a hierro mata a hierro muere y esta vez me toco pagar los impuestos de vivir la vida sin orden.



Saludos, hagan patria adopten a un Hippie y enséñele que el jabón no mata. 

Pd. Ayer limpiarion toda la casa y uno que se queja a lo buey.
saludos

1 comentario:

  1. i love it!!!! you are a genius my dear! keep writing. i really enjoy reading your short stories.
    xo.

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