Querido Presidente:

Querido Presidente:

El día de ayer me encontraba tomando unos sanos, espirituales y necesarios mezcales. Me acordé de usted, no por las noticias de Carmen Aristegui. Yo sé que usted es abogado y abogado que no toma es como una flor sin aroma. Además, dicen las malas lenguas que le gusta la música del Sabina y lo digo por experiencia que a los que nos gusta la obra del poeta de Úbeda, en ocasiones somos amantes de flotar en whisky. En fin, yo desde mi trinchera le mando un saludo con el respeto que merece.

He de felicitarlo por esa novedad de que la educación sea deducible de impuestos, en mi caso llega un poco tarde pues he terminado mi educación y toda fue en instituciones privadas, y sé que le salieron a mi padre mis estudios carísimos con todo y que fui de los que menos estudiaba. Pero también después de que ayer escuché a un amigo de esos “nice” que tengo, que presumía que sus hijos, Señor Presidente, se encuentran estudiando en una institución privada donde él había estudiado.

 El mezcalito ahí me empezó a molestar y mis neuronas se calentaron un poco más de la cuenta.

No soy nadie para decirle a usted lo que debe de hacer o no, yo pago mis impuestos puntuales pues soy de esos contribuyentes cautivos. Como fumo tabaco pues ahora pago un poco más de impuesto lo que considero un impuesto al pecado, estoy consciente de que los fumadores podemos ser una carga para el sistema de salud pública, que a la nota le comento que cuento con seguro de gastos médicos mayores pagados por mi salario. Pero no sé porque castigar el consumo. No sería mejor que el costo del IMSS sea más caro para las personas que fumamos y dejar en paz el precio del tabaco, digo cómo le hacen las aseguradoras, pero reitero usted debe saber más que yo.

Señor Presidente, también le quiero comentar que le di de corazón tres años de mi vida al país, me monté en una cruzada por cazar a los malos mexicanos, laboré en la Procuraduría Fiscal así como en la Procuraduría General de la República y haciendo un examen de conciencia creo que realicé un buen papel. Jamás deje de trabajar y di muchas horas extras gratis a mi país para estudiar la manera de meter a la cárcel a aquellos empresarios que no pagaban impuestos o que se robaban los impuestos, dinero que seguro estaba destinado a la educación o a carreteras, hospitales y esas carencias del México de hoy.

En la P.G.R. el trabajo también fue duro, imagínese, trabajé en un tipo de asuntos internos de la A.F.I. En un tiempo que como de seguro es de su conocimiento es muy peligroso ser de los buenos tratando de cazar a policías corruptos coludidos con el crimen organizado y el no organizado. En todo ese tiempo, Señor Presiente, fui de los cautivos por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público ya que siempre pagué mis impuestos. Esos trabajos me llenaron de dichas y satisfacciones. Estaba trabajando para mi gente aunque no era bien correspondido.

No podría considerarme un mexicano ejemplar, hace falta que este ciudadano perteneciente de la cada vez más escasa clase media, que es una clase incómoda pues somos pobres para ser ricos y muy ricos para ser pobres, hagamos más cosas por este lugar, que los poetas le dicen patria.

Creo que ya me perdí Señor Presidente en las líneas de esta carta. Sólo una duda. Usted es la cabeza del Gobierno Ejecutivo y a su cargo está eso de la educación, que según mis clases de Derecho Constitucional, es un cierto tipo de obligación del gobierno dar educación laica y gratuita para todos.

Entonces si usted tiene hijos, ¿por qué están en escuelas privadas? Le daría un consejo de esos gratis. Meta a sus hijos a escuela pública y levante la calidad de las mismas. Si yo trabajara en Coca Cola sería el primero en tomar mucho de esta marca, pues considero una incongruencia eso de trabajar en Coca Cola y que en mi casa se tome Pesi Cola. Si usted está a cargo de la educación pues mande la señal o siquiera el blof de que tiene tanta confianza en su trabajo que puede dejar que sus hijos sean educados por la señorita Elba Ester y sus pillos, disculpe, y sus agremiados. Esos que tienen muchos votos para poner a cualquiera en la silla presidencial, pero de educación ni hablemos. Pero no le puedo dar el consejo, pues le reitero usted tiene que saber más que yo.

De los muchos muertos que aparecen todos los días por la guerra contra el narco no puedo hablar ni regalar consejos pues yo no consumo droga alguna que no sea legal, por lo tanto yo no fomento que hagan dinero, tampoco me junto con narquitos ni de los grandes ni de los chicos, procuro no asistir a donde van ellos, no los veo como héroes como para hacerles canciones, los veo como empresarios que venden un producto que gusta mucho y que es prohibido porque atenta a la salud y mi salud es personal ,por eso yo he decidió no consumir sea legal o ilegal. Si con el tabaco tengo ya cubierta mi tendencia suicida favorita.

 Lo que le preocupa al que le escribe con el respeto que le tengo, son los niños que se mueren literal de hambre, supongo que ese problema es más grave que las personas mayores que gustan de consumir, vender o transportar algún tipo de sustancia ilegal. Pero usted es el Presidente y por eso tiene mi confianza depositada a manera de voto.

 

Si algo de esta carta fue realizado con desinformación solicito Señor Presidente haga caso omiso de la misma. Me despido saludándolo y felicitándolo por las cosas buenas que ha hecho por mi país, supongo que han de ser muchas también.

Atte.

Este pagador de impuestos cautivo, tan de usted y tan de nadie Sexy y Barrigón.

Posdata dedicada con cariño al diputado Gerardo Fernández Noroña.

Me ha gustado mucho tu retórica desde tu trabajo, pero me enteré por los medios de comunicación, de esos que dices que son del Imperio Capitalista, que no has hecho propuestas de ley. Bueno querido Diputado, porqué no haces un proyecto de ley el cual obligue a todos los funcionarios públicos a tener a sus hijos en escuelas públicas. Predicar con el ejemplo.