Hay historias que a uno no le da gusto platicar, de hecho la que voy a platicar es una de esas que me llena de indignación y arrepentimiento.
Llegamos del antro en Chápala, la casa de mi amigo es bastante grande, arbolada, alberca, motos en fin todo lo que es necesario para una casa de fin de semana. Como casi todas las veces llegamos este compadre y yo borrachos, pero creo que para mi vergüenza ese día llegamos un poco más borrachos que lo normal.
Lo que pasó fue que llegamos como a las 7 de la mañana y el hijo pequeño del velador de la casa ya estaba despierto y con ganas de jugar. Mi amigo hace el siguiente delito. Le da al niño un billete de 500 pesos, y le dice te doy otros 500 si le das un trago al bote de la gasolina y te pones a correr alrededor del coche. Yo quise impedirlo: que te pasa lo quieres matar o que: Mi amigo no me hace caso, el niño tomo dos tragos de gasolina para mi vergüenza entera y como loco empieza a correr dándole vueltas al coche, yo supuse que no se lo había tomando, pero cuál fue mi desesperación cuando por ahí de la cuarta vuelta el niñito de seis años se caen desplomado al suelo. Inmediatamente lo levantó, del susto se bajaron todos los barcardi que había tomado, lo subí al coche y llegue la centro de salud de chápala. El doctor lo ve y dice al quirófano, Pasaron las tres horas más angustiosas de mi vida, pero por fin salió el doctor y me dice. No te preocupes, está bien pero quieres saber porque se desplomo al suelo. Claro conteste, me dice a es que se quedo sin gasolina.
Jajajajaja que pasó amigo lector esta historia no pasó pero tu cara esta de poca madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario