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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







martes, 23 de noviembre de 2010

Mi hermano Peñalosa.

No sé a que dios del Olimpo, he tenido que sobornar, para que marcará en mi destino,  vivir con un gran poeta. Hay personas que te marcan con su sello y este sello no se quita en toda una vida Javier es una de esas personas.  Y  después de insitir por más de tres meses, Mi gran hermano Javier Peñalosa ha acepato regalarnos una poesía, y ¡que¡ poesía no has dado. Señores. No me queda más que darle mi enterno agradecimiento a este hermano mío que a titulo personal es la única persona que sé, que con el, las palabras bailan. Se merece una novia poeta.

Se despide este tan de usted y tan de nadie Sexy y Barrigón.



Había siempre un largo silencio


cuando uno de los platos

se rompía en la cocina.

Era la hora de las manos pequeñas

que no son manos para sostener.



Y los largos dedos de mi abuela

levantaban esa dureza rota

extendida como un mapa de lo incompleto

por el suelo frío de la cocina.



El silencio de los fragmentos,

siempre el largo silencio

hablaba

la angustia de las cosas

que no se pueden volver a juntar.



Y todo lo que se ha roto desde entonces;

arterias, músculos, huesos,

higos abiertos, las cáscaras de las nueces,

caracoles bajo la suela de los zapatos,

ventanas vencidas por piedras

o el pasillo que lleva al cuerpo de mi abuelo,

a las cosas rotas en él y en nosotros.

Mi madre, mi abuela.



Todas las cosas que se rompen.





*



Miro mis manos,

las líneas que las cruzan

son cañadas, accidentes geográficos;

soy lo que se rompe en mis manos.



El padre del mundo

es el padre de las grietas es

la blanda violencia de lo que se separa

sin hacer ruido.



Hay pájaros que caen de las ramas

antes de estar maduros,

hay espacios en blanco entre los cuerpos

antes de que comience la próxima canción.

Las flores se rompen para abrirse,

las olas se rompen hacia adentro,

como las madres que pierden a sus hijos.



¿Por qué estoy más cerca de las rupturas

que de las piedras pulidas?

¿Por qué las grietas dicen mi nombre?



El acero, las flores, los pájaros,

todas las cosas que se rompen.







*



Cuando cierras los ojos al hablar

imagino que vas

del abismo a tus palabras,

que vienes de la oscuridad a la luz

doméstica de los cuerpos.



Cuando cierras los ojos

tus palabras son sombras

que se alargan

por la recámara, más allá de la puerta,

y más allá aún, hacia la calle,

sombras

que se alargan sin romperse en mí:

catedrales de sombras.



Cuando cierras los ojos al hablar

y tomo tu mano

tus palabras no se rompen.

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