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Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







lunes, 22 de noviembre de 2010

Quien firma como Lucas

Cuando por primera vez me pidieron que escribiera un artículo (venga, llamémosle así, es bueno para mi ego de escritor frustrado) para el blog del buen Sexy y Barrigón en lo primero que pensé fue en Dios, después de ese breve instante de locura recordé que mi amigo es “ateo gracias a Dios”; entonces, no podía faltarle al respeto de esta manera así que me puse a imaginar que escribir.

En primer lugar intenté hacer una poesía, sin embargo una vez que según yo la tenía terminada me di cuenta de que no era más que un refrito de los distintos tipos de poemas que he escrito en mi vida; una copia mal hecha de una canción de Sabina, mezclada con un poquito de Calamaro, con algo de Bukowski, una pizca de Neruda mezclado todo en una olla grandota estilo las de Eliseo Diego, César Vallejo o Jaime Sabines; así que claro parecía canción de Arjona (y de las malas), así que la destruí y se me ocurrió una idea por demás genial e innovadora: Canonicemos a las putas.

Después de mi intento fallido, como poeta frustrado, intenté escribir un cuento, que tan difícil puede ser, ahí está “La caperucita roja”, “Los tres cochinitos” o “El soldadito de plomo”, tristemente (para mí) me di cuenta de que no era Hans Christian Andersen. Lo destruí y lo intenté de nuevo pensando para mis adentros “vamos a hacer algo más original” y me senté frente a la hoja en blanco y se me ocurrió la gran idea, vamos a escribir instrucciones, para subir una escalera o para dar cuerda a un reloj (casi surgieron en mi mente al mismo tiempo, lo juro), desgraciadamente me di cuenta de que alguien más ya me había robado la idea desde hacía muchos años (como comentario al margen hay que señalar que en ese momento, más que en ningún otro, me sentí todo un cronopio desde la “C” hasta la “O”), y no solo me la robó, además gracias a ello y a otros cuantos libros le dieron un premio y un dinerito allá por 1982, así que destruí el documento y me puse a jugar Rayuela.

Después de dos intentos fallidos y varias hojas destruidas (recicladas hay que señalar que soy ecologista, me gusta la lupita, me encanta la maldita y escucho a los magneto cuando esta mi noviecita) pensé en voz alta “me falta un güisqui”, desgraciadamente lo pensé en voz tan alta que me mandó llamar mi jefe a su oficina, y me invitó uno en las rocas con todo y sus hielitos (ojalá y fuera cierto) pero como dice la gente “uno recuerda aquello que quiere recordar y como lo quiere recordar”, así que me emborraché de las 11 a las 3 de la tarde en la oficina y retomé mi oficio de escritor frustrado.

La siguiente idea que me vino a la mente fue más por cuestión geográfica que por otra cosa, justo afuera de mi oficina pasa la carretera hacia un pueblito blanco y con tejados rojos, así que (borracho como estaba) tomé mis cosas y me dirigí hacia allá, solo conocí a una persona, Pedro creo que era su nombre, hubiera querido que fuera una mujer, pero como estaba borracho y ya lo señalo el Sexy y Barrigón en su blog gracias a la ayuda de una española (preséntamela amigo desde este momento prometo solemnemente no estar borracho a menos que ella esté junto a mí en el mismo estado), bueno era española o Paulina Rubio ya escribe en su blog. Perdón que me desvíe del tema pero hay que aprovechar para conocer gente (mujeres) en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. No recuerdo nada más.

Después de la cruz decidí poner rumbo fijo a Colombia, no lo conozco así que fue través del internet como lo logré, no encontré aquel lugar que me habían contado donde hubo una epidemia de insomnio no sabía más, la única pista que pude encontrar fue en pescadito de oro para colgarse del cuello, lo lamento.

Así que regresé, teniendo aún muchas cosas por escribir y a quienes agradecer por como escribo disculpen que no sea una novela, cuento, poema o ensayo; más bien escribo las cosas como se me vienen a la mente (pregúntenle a Nadja).

Quien firma como Lucas.

P.D. Amigo, en serio preséntame a esa dama que se burla de los hombres borrachos, prometo no estar bajo el influjo de ninguna substancia (legal).

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