Hemorragias de felicidad.

No salir del bar y vivir entre burbujas. Que la nicotina se haga mi gerente, buscando un poco de éxtasis de felicidad, no es nada fácil.

Dicen que nadie quiere saber de mi, que mi auto estima se me fue a parís, y como que la soledad se quiere mudar a mi casa.

Entérense que sigo aquí, congelándome en el tiempo en esta tierra de las tortas de tamal, y a mis 20 y 10 sigo esperando, sigo equivocándome, sigo queriendo ahorrar salud y dinero, el corazón lo tengo lleno de ganitas de todo y de nadie.

Para bien o para mal, estamos aquí con el reloj que acribilla el tiempo, que me queda de este síndrome incurable de sentirte caduco.

Y aunque tengo la tos de cigarro que me está molestando por las noches, aún conservo un absoluta confianza en mi mala salud de hierro.

Tengo ganas de hacer tantas cosas, que me queda mucho aire para perseguir los sueños que se meten de vez en vez en el nido de mi cabeza.
Siempre hay días de esos malos, en los que quieres cambiarte todo, hasta el nombre, pero también sé que no habrá otro sexy y barrigón como yo, plagado de defectos hasta la pared de en frente, pero qué más da si la verdad de las cosas me encanta ser yo.

Y todo está de buen ánimo, pero hay días como hoy que uno se siente así. Mañana será otro día, y será mejor que hoy.
Saludos en depre este sexy y barrigón.