La virtud de Europa es ser vieja
y me vi reflejado en ella, soy un alma vieja atrapada en un cuerpo que se
resiste a envejecer. Después de pasar caminado por las calles de Madrid como un
fantasma, observando a los españolitos angustiados por la crisis. La cual no vi
por las calles, los bares estaban llenos de talento joven, que a los compas de
unas tonadita de moda bailaban y chocaban los mojitos por todos los rincones de
los bares. Se le terminó la fiesta y ahora esperan a un mesías político que los
saque de la supuesta crisis, mientras el talento joven espera vivir otra vez en
una burbuja económica de ficción, sin saber que la crisis se ha de superar
trabajando más y quejándose menos.
Más perros que niños en las
calles, abuelitos al sol y mujeres guapas de piel blanca que sostienen la
mirada y ven la caballerosidad como ofensa. A mi muy bien, siempre he sido muy
bruto para eso de ser un caballero. Sin embargo por más que se quiera no sé
puede dejar de intentar tratar de seducir a las mujeres con un poco de trato
cortes.
Cuando estas de viaje en el extranjero, el que
convierte no se divierte, y ha qué cantidad de cañitas “baratas” me compre en
Madrid, pero lo que me sorprendió fue una bebida que es lo más parecido al amor
el famoso vermut. Esto a la razón que me enteré que los Whiskey son adulterados
y caros, por lo que no me quedó más que innovar en coquetas bebidas lo cual agradezco
en el alma. Pues ahora soy más fan de otro tipo de bebidas.
Y ahí estaba sentadito en la
estación de trenes, esperando la llegada de aquel tren que me llevara a
Barcelona. No tenía ni idea que es lo que me esperaba que no fuera más de ocho
horas en un tren pollero y lento como lo fue mi digestión en el Madrid por la
cantidad de pinchos y tapitas que digerí en los bares y restaurantes.
“Negro de mierda” un grito que me
obligó a cambiar mi mirada de las letras del libro que intentaba leer. Una típica
imagen de un Ario tatuado por todos los varazos sin pelo y otro moreno
sostenido estoicamente los gritos de aquél fanático de la raza Aria. No le di
importancia, pero si me asustó un poco mi condición de mexicano.
Al abordar el tren me tocó un
camarote de seis asientos de la época de Franco al menos a eso olían. Con los
treinta kilos de rapos que llevaba en la maleta, se me complicó la maniobra de
subir la maleta en el compartimiento. Cuando el Neo Nazi que le gritaba al
negrito de la estación me ayudo a subirla. Y para pronto se presentó. “Mira tío
soy nazi” y en el inter me presumía su anillo de las SS. Se confundió con mis
pelos de elote. Y mi asentó también lo mortificaba, pero vamos era un medio
ario como él y no tenía más opción que platicar con mis huesos o con la negrita
sexy que compartía asiento a un lado de él..
Después plática casual con aquel tanque de 50
toneladas con la cara llena de recuerditos de las batallas callejeras y
compartir un poco de datos sobre la segunda guerra mundial. Me preguntó de
donde era. Su cara de asombro al saber que era mexicano, seria la que puso E.
T. cuando bajo de su nave. Pero no había vuelta atrás, después de una hora el
neo Nazi sentía empatía por este Sexy y Barrigón tal fue así que la plática la
terminamos en el vagón comedor del tren, cervezas y más cervezas. Las cervezas las pago él, las risas las puse
yo. A lo lejos un par de gitanitos nos veían con re selo y una hora después ya
brindaban con nosotros. Se puso el tren de ambiente pues de la nada organizamos
una fiesta interracial. Nuestro querido Neo Nazi habló con sus amigos rapados
para presumirles que estaba pasándolo bien con un mexicano y tres gitanos.
Sospecho que entendió bien que sus enemigos de raza somos personas divertidas.
Las Razones por las que es Neo
Nazi, fueron estrictamente familiares, su padre y su abuelo eran amantes del
señor Marx y sus teorías. Y él busco pasarte al enemigo en esta puta necesidad
de justificar la rebeldía que provoca la Angustia de encontrar nuestros propios
ideales, independientemente que la nueva ideología sea destructiva. Qué
necesidad de odiarnos, si todo se puede resolver en un vagón de tren con el
sonido de una guitarrita gitana. Al final me invitó a una fiesta de rapados, la
cual no asistí por razones de estricta seguridad.
Sé terminaron las vacaciones y aquí
estaré escribiendo como lo solía hacer. Gracias por la espera.
Muuuuy interesante tu encuentro. Que miedo, pero que chido jajaja...
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