ACOMÓDATE

Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







martes, 4 de septiembre de 2012

Mi intimidad Con Charles Bukowski.




Me debía un rato de buena lectura y para ser honesto, desde que leo a excelentes blogueros como Banquete y su resaca del Pedro Antonio, La tía de los gatos, El buen Carlos Enrigue, El buen Joselito con su blog de Crónicas de expatriados, a José Salmeron con su Segundo Duelo, el poema del naufrago de mi querido Peñalosa y a Lencha de Flor. No he dejado de sentir envidia.

 

Este pecado capital es uno de lo más frecuentados por los que tenemos la inclinación a las letras, no podemos soportar que a alguien se le ocurran una manera original e ingeniosa de decir las cosas cotidianas. 

 

También da gusto sentir como uno acomodo de palabras retumben en lo más profundo del alma. Y no sé si ya lo había comentado, pero si los violadores aprendieran poesía serian los seres más cotizados.

 

Sea como sea, tenía que enfrentar a mi envidia, tenía pendiente leer al Bukowski desde el momento que le aprendí aquel dicho de la gente loca. Y todo el día de ayer me quedé con él.

 

Maldita sea, espero algún día escribir así, libre de pluma y de conciencia.  O ya de perdis como los autores que he citado en este escrito envidioso y doliente que es un reconocedor de talentos. 

 

Duele aceptar y reconocer que alguien es mejor que tú, pero también es lindo poderlo hacer con dolor, seguramente sea muy cierto. 

 

Yo tengo que leer más y domar este síntoma incurable de no poder nunca terminar una novela o de perdida un cuento chiquito, por no tener esa confianza en uno mismo.

 

Ya los dejó que me he puesto melancólico.

1 comentario:

  1. Mi querido Felitón, tú puedes escribir una excelente novela, mejor que la del borrachín ese (Bukowski). Lo que tienes que hacer es contar una historia. Tú tienes mil, y muy buenas.

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