ACOMÓDATE

Llevaba mucho tiempo sin sacarme de las entrañas las palabras y es verdad que me han costado mucho, porque yo no sé hacer bienvenidas, ni despedidas. Pero la cosa no es ponernos cursi, espero que disfrutes el fascinante mundo de este Sexy y Barrigón. (Si no disimula.)







miércoles, 20 de julio de 2011

Solo necesito saber quién soy.

Aterrado en el escritorio, con todos los dardos de la duda clavos en mi hipotálamo, me encontré en la mañana de este miércoles. Un café preparado según la receta “de calcetín” insípido y nada motivador adornada mi escritorio de metal disfrazado de madera. Al menos tiene algo de cafeína es mi consuelo.

Hoy si mi economía se lució me permitió un desayuno bastante internacional, mi pato al Orange (Gansito marínela con una Fanta), acompañado de tabaco que al día de hoy me he enterado que contienen Cadmio, que es un metal utilizado en baterías y acumuladores según me advierte la quería Secretaria de salud. ¡Carajo¡ ahora entiendo la energía que me cargo desde que tengo el mal hábito de fumar. Y respecto a mis malos hábitos alimenticios puedo deducir que no sé cuándo la madre naturaleza me cobre la factura por mi mala alimentación. ¿Será?. Que ya estoy muerto pero soy tan terco que creo que sigo vivo.

Dejé abandonado el arte de escribir por la razón de querer escribir mejor. Y me quede paralizado entre las ganas de ser y estar. Estaba recordando hoy lo que ayer quería olvidar.

Hacer una novela capta mi atención desde que el Miller me mal aconsejó con mandar todo al carajo para dedicarme a escribir. Es peligroso leer Trópico de Capricornio cuando te ves más o menos reflejado en el autor.

Estaba en el gran dilema de la puta vida, ¿Qué quiero que sea de mí?. Todas las razones del mundo para perseguir los sueños que una noche loca de whiskys recomienda hacer y las dudas existenciales estaban terminando con la humanidad que me queda. Un mail llegó para lanzarme un cable a la cordura, a la sensatez. En el contenía una invitación a defender a una señorita de las garras del poder judicial y de la queridísima Secretaria de Hacienda. Hace varios años yo metía a las personas que se robaban los impuestos y ahora los tenía que defender. ¿No es una chulada ser abogado?. Un día los metes a prisión y al otro día las sacas de la cárcel y así fue como decidí aceptar el caso antes de perder mi cordura.

Llegamos al juzgado, lo supe por la sensación en mi estomago la que es muy parecida a aquella que sientes cuando el carro de la montaña rusa baja en estampida. Enciendo un cigarro el número seis de la mañana, con todas las ganas de entrar a conquistar la justicia pongo los pies sobre aquella catedral de la justicia federal disfrazado de pingüino. Esperó a la clienta, repasó, mis líneas, me acuerdó de los dientes amarillos del maestro de la universidad que me enseñó el a,b,c de las declaración preparatorias. Me siento seguro estoy en el papel de abogado serio y formal.

Llegó lo que el Ministerio Público acusó de ser una gran criminal, una señorita de 50 años de poco pelo y largo. Su camisa dejó ver lo que en un pasado fue un paraíso, un cuerpo bastante voluptuoso, que ahora por más maquillaje y ejercicio que haga nunca serán suficientes para parar el paso del tiempo por su cuerpo humano. “toda va a salir bien mi amor”, le dice su marido.

Me presentó balbuceando dos que tres palabras de confort para mí clienta, “En la cárcel solo están los pobres y los pendejos, usted no es ni pobre ni pendeja, además tiene muy buen abogado que en este caso soy yo”. En sus ojos hay miedo. Pero parte importante de ser abogado es tranquilizar al cliente, eres su escudo entre la vida en prisión y su monotonía de vida.

Te presentas con el secretario del juzgado. Tipo de mi edad con un bigote un tanto más ridículo que el mío, llevas a la inculpada bajo los efectos de la suspensión y de la adrenalina a iniciar su historia judicial. Allegas en el juzgado de la causa el papelito con una historia que grita “soy inocente, soy inocente” grito maquillado con jurisprudencias, artículos emanados de la constitución, juicios de valor, afirmaciones, retos y todas las cosas que sabes por saberlas. Palabras mágicas que abren las puertas al argot jurídico.

Ves con desprecio a la abogada que representa el Ministerio Público. Que mantiene una cara de me vale madre este asunto, así como todos los demás que pasan en este juzgado, se me ha escapado la vida en este trabajo.

La diligencia pasa en un tiempo formal y lento. Te aburres de estar al pendiente de lo que se escribe, de lo que se pregunta, del miedo que tiene la clienta y ves de reojo a un interno del penal encargado de dar limpieza a la barandilla de acusados, esa venta que existe entre el juzgado y el infierno que ha de ser vivir en prisión, que solo sirve para provocar pánico a tu cliente pues es un pasaje entre el presente y el macabro futuro que te puedes tener si tu abogado falla en la defensa. El interno se siente observado he inmediatamente se esconde en su infierno, supongo que por vergüenza a nadie le ha de gustar que lo vean sufriendo.

Terminada la faena de la diligencia y hay que hablar con la jueza para agotar el famoso recurso de alegatos de oídas, mismo que no se estipuló en la ley pero que la mayoría de los abogados hacemos para tener un contacto con la persona que ha de dictar la suerte de nuestros clientes y de pasó de nuestra economía.

La jueza es una mujer de 40 años, en su despacho hay un ejército celestial, angelitos que denotan una ignorancia de la dueña del juzgado en la materia de la decoración de interiores, las demás materias de derecho las sabe de todas todas. Entre serafines de porcelana y arcángeles semidesnudos de fibra de vibra, trabaja la señora o señorita juez.

No hay un solo retrato familiar en su despacho, lo que puede suponer que:

O es felizmente soltera;

O tiene las precauciones de no poner nada que lleve a tus visitantes a saber por dónde pueden hacerte daño.

Yo por eso en mi lugar de trabajo solo dejo visible un libro con algún tema que denote que me gusta destruir.

Pero ¿porqué ángeles? estos seres místicos medio mensajeros, medio a favor de nosotros, medio de nuestra propiedad, medio acusadores. En contacto con Dios y la porquería que es el ser humano, la jueza se encuentra atrapaba entre lo que le gusta hacer y de vez en vez le gusta dictar justicia de acuerdo a sus principios. Ahí gasta los días de su vida.

El fervor a los ángeles denotaba que la jueza es cursi y tiene la pata flaca en la espiritualidad, cree en lo supremo en la justicia divina. Y es por ahí que podría ganar mi caso, tendré que abocarme a despertar en la jueza el sentido de justicia divina.

Todo esto lo analizó en cuestión de minutos. El lugar donde trabajas, tu cara, hasta el acento de las palabras dicen mucho cuando tú no has dicho nada, que la jueza me perdone pero analizar es mi especialidad.

Entes del “¿Qué tal?, la jueza me dice con su cara “te voy a dar el auto de formal prisión ahórrate tiempo y no me jodas”. Argumentó conforme a derecho, ella me responde un póngase a estudiar la Ley de Sociedades Mercantiles. Mi asunto estaba condenado a ser uno más para la Jueza, un caso de estricto derecho, el artículo de dicha ley dice que si eres administrador de un empresa y hay fraude al fisco tú pagas con cárcel. Fin de la historia. ¿Es justo? para nada, es solo un remedio más de nuestro sistema de hacer leyes huevon a mi punto de vista. Ella lo sabe, su sentido de justicia divina se lo dicta. Pero no cambiaría la historia por mí aunque tuviese los argumentos de Lic. Burgoa o lo conectes politicos del jefe Diego, pues en el mundo de ser juez, conforme pasa el tiempo pierdes sensibilidad un asunto más uno menos. Un narcotráfico, un homicidio, una violación con el tiempo se convierten en papel con un número de caso, el expediente 34/2001 es solo una estadística más que hay que resolver antes de dormir.

Lo sé bien por mi tiempo de litigante presidido de mi temporada de pasahambres, si te haces buen abogado te hacen inmune al dolor humano, podría compararlo con el carnicero su primer tajo de carne le ha de habar dado el asco, para el corte cinco mil no se inmuta con la sangre y los tendones cortados.

No podía venderle lastima al sistema de justicia, diciendo “mire licencia lo que pasó es que mi clienta se enamoró de un hijo de puta que le daba dinero de vez en vez, y a cambio ella tenía que hacerla de administradora única de una sociedad, simplemente firmar un papel y listó. Si ella tiene estudios hasta secundaria que posibilidad tenemos que tenga los conocimientos suficientes para llevar una estafa al fisco por una cantidad millonaria, para eso hay que saber por lo menos contabilidad y ella lo que sabe es hacerle el amor a su hombre en turno y recibir seguridad. Todo el poco dinero que tenia se lo ha gastado en un salón de belleza, el que tiene el dinero robado del gobierno es una persona que no figura en los papeles de este juicio y ahora está en las islas caimán brindo con bebidas con muchas sombrillitas.”. No se puede ganar los juicios así, la verdad nunca será la verdad legal. Así es el mundo del derecho donde la lastima no es un argumento jurídico procedente.

La experiencia que tengo me llevó a dar un discurso claro y amplio sobre la injusticia de la justicia, comenté que había renunciado a meter a inocentes a la cárcel, pues el único delito que comenten es ser imbéciles y confiados. Una secretaria que firma declaraciones de impuestos sin saber lo que firma, un jardinero, una señorita que hacia el aseo en casa de ricos. Etc, etc .Todos casos fáciles para ganar por parte del gobierno, todos con el famoso y temeroso abogado de oficio, todos culpables de su estupidez y su pobreza.

Y yo ahí cumpliendo mi trabajo siendo un ciego que ve sin ver, pues lo único que te permiten ver es lo que las pruebas dictan, la razón dice que no puede ser posible, pero la razón queda fuera de los expedientes judiciales. No es lo que sabes o sientes es lo que puedes probar y si un artículo en ley hecho por un diputado borracho o mal follado me da el sustento de meter a una persona a prisión sin mayor investigación, pues vale lo hacemos antes de las noticias de las doce y la conciencia tranquila para caer en los brazos de Morfeo.

Después de ese tema aborde la obligación que tiene el ministerio Público de investigar el delito, la falta de pruebas contundentes en el expediente, y todos los demonios del sistema que conozco  del cabo al rabo. He dormido con lobos y ahora sé como cazarlos. Fue el resumen de mi plática.

La mira de la juez de clava en mis ojos, me preguntó sobre mi pasado laboral, conteste con honestidad brutal, ella reconoce en mi a un ex procurador fiscal federal, sonríe con muchas ganas de sonreír, asiste con la mirada y la cabeza que tengo la razón, me felicita por ser un abogado que sabe lo que dice y como decirlo, sin decir ella una sola palabra. Ahora no es un caso más para ella, ahora es el caso de rubio bigotón que un día también acusó lo que ahora defiende.

Dos años sin el polvo de los juzgados en mis zapatos y aún mantengo la capacidad de enamorar a la justicia.

Espero la respuesta del Poder Judicial para el vieres y no sé el resultado. En mi cabeza hay una voz que me felicita lo buen abogado que soy, creo que es vanidad o falso ego. Me vale dos pitos lo que sea, me vele si lo resuelvo en tiempo record, lo que me gustó es sentirme útil respirado los olores dulces he infernales del poder judicial.

Los dilemas existenciales han de regresar todo el tiempo a joder con el ¿Qué quiero que sea de mi?, pero mientras tanto yo los recibo con vengan siempre habra cafe de calsentin que mitigue los efectos de estar vivo.
No sé si tengas derecho o no, pero yo mataría por hacerlo valer. Por eso de vez en cuando soy muy buen abogado y un pésimo escritor.

Se despide el tan aún de usted y de nadie sexy y barrigón con corbatita.

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